PROYECTO DE TP


Expediente 2421-D-2013
Sumario: PUESTO JESUITICO Y MOLINO DE TORRES, EN VILLA WARCALDE, PROVINCIA DE CORDOBA: SE LO DECLARA LUGAR HISTORICO NACIONAL.
Fecha: 24/04/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 35
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Artículo 1º - Declárase Lugar Histórico Nacional, en los términos de la ley 12.665, al Puesto Jesuítico y Molino de Torres sito en Villa Warcalde, provincia de Córdoba.
Art. 2º - La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, instrumentará todo lo atinente para el cumplimiento de la presente ley
Art. 3º - La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos inscribirá en el Registro Nacional de Bienes Históricos, el monumento declarado en el artículo 1º de la presente ley con la referencia de Lugar Histórico Nacional "Puesto Jesuítico y Molino de Torres".
Art. 4º - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La ubicación del Puesto Jesuítico y Molino de Torres se encuentra en la región centro de la provincia de Córdoba, en el departamento de Córdoba Capital, precisamente en Villa Warcalde, cuyo código postal es 5149, en la calle Molino de Torres Nº 6710. Limita con el río Suquía al Norte, con la quinta Villa Manuela al Este, al Sur con la calle Molino de torres y al Oeste con las calles San Martín y Los Lebreles.
Los datos catastrales correspondientes a este inmueble son: Circunscripción 011, Sección 003, Parcela 001, Lote 39 y Manzana 002. La superficie del lote es de 19.595m2 y la superficie edificada es de 615m2.
El propietario original fue Juan de Molina Navarrete (merced de tierras) en el año 1605, desde la fecha hasta hoy se han sucedido una serie de propietarios que han ido teniendo la propiedad, que actualmente corresponde desde 1936 a la Asociación Educacionista Argentina de La Salle, cuya sede administrativa se encuentra en la Casa provincial La Salle en la calle Viamonte Nº 1982, 1058 Ciudad de Buenos Aires.
El ejercicio del dominio está a cargo del comodatario "Asociación Civil, Amigos del puesto Jesuítico y Molino de Torres Villa Warcalde, ciudad de Córdoba". La propiedad está libre de deudas, hipotecas y gravámenes. Como esta asociación está inscripta en la Dirección de Inspección de Sociedades Jurídicas bajo resolución Nº168 "A" /1995 y sus modificaciones 24050/99, siendo su número de orden "A" 1175. Por dicho motivo el bien está eximido del pago del Impuesto Inmobiliario Provincial e IVA, por resolución de la AFIP Nº 3798. Asimismo por contar con una declaratoria de "interés municipal" por decreto Nº1763/B/79 del Consejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba, se ha excusado del pago de tributos municipales por la ordenanza Nº 8248/86 y su modificación 9651/97.
Con la protección integral del monumento pretendemos conservar todas las características de la propiedad, ya que el estado de conservación de los edificios y sus parques es óptimo, realizándose en ellos solo tareas básicas de cuidado para evitar el deterioro por uso. En el Puesto, la estructura edilicia está en excelente estado, se prevé reconstruir la maquinaria original de molienda, transformándolo en un museo de temática tecnológica e industrial.
La protección de las dos hectáreas que conforman el lote donde se encuentra el sitio (lote 39), permitirá resguardar un entorno típico del pié del monte serrano. El crecimiento de los barrios privados modifica el entorno en beneficio propio, tanto de las vías públicas como del entorno natural (deforestación, incremento del tránsito vehicular, cunetas que facilitan la bajada de agua de lluvia hasta el sitio en cuestión). En la actualidad podríamos decir que este conjunto patrimonial, se encuentra amenazado por los cambios constantes además del interés inmobiliario que se ha generado en la zona, en los últimos años.
El proyecto fue formulado en el año 1606, por el vecino feudatario y fiel ejecutor Regidor y Alcalde de la Santa Hermandad Capitán Juan Molina Navarrete, en el caso del Puesto, mientras que el Molino fue formulado el proyecto en el año 1761, casi 155 años más tarde, por el Obispo de Arequipa Dr. Diego Salguero y Cabrera. El puesto fue construido por indios de la encomienda Tilín y Cupil, y el Molino se realizó con mano de obra esclava proveniente de África.
El predio está conformado por un conjunto de construcciones que forman dos sectores: el "Puesto" conocido con el nombre de jesuítico y a pocos metros (19m) el Molino y su sistema de canales. Los edificios se encuentran en la parte central del predio de dos hectáreas, rodeado por un parque y el río Suquía al norte, al este baja una vertiente bordeando la primera barranca del Suquía, la cual se continúa hasta el sur cortada por una calle pública, hasta superar la primera terraza mencionada con anterioridad. Además de la vegetación autóctona del pié de monte serrano, se destaca un álamo carolino de gran antigüedad y tamaño, como así también un monte de siempre verdes y cañaverales.
Se accede por la calle Molino de Torres, habiendo cruzado el puente de Villa Warcalde sobre el río Suquía. Al ingresar al predio por el camino con pendiente descendente que desemboca en la plana principal, observamos dos cuerpos predominantes: el Molino a la derecha y el Puesto a la izquierda, conformando una "L" en torno a un patio central.
El Puesto es de planta rectangular, tiene seis recintos. El frente de la casa está orientado al sudeste, y se configura como una galería de acceso de 17 arcos que parapetan en las habitaciones. El aljibe se encuentra sobre la parte norte. El techo a dos aguas de tejas musleras, se apoya sobre una estructura de madera a la vista, compuesta por tirantes y alfajías de algarrobo con bovedillas. Sobre el muro que da a la galería le ha sido retirado su revoque y se observan vanos con distintos tipos de carpinterías, las puertas se destacan por su trabajo artesanal, también quedan dos ventanas coloniales. Sobre la fachada orientada al noroeste se encuentran una serie de contrafuertes sobredimensionados en su tamaño y sin revocar, lo que hace visible su composición: piedra bola, trozos de tejas, y morteros de cal y adobe.
El Molino en cambio, está compuesto por dos plantas: la superior, cuenta con dos recintos destinados al almacenamiento de materiales, la planta baja conformada por una alberca y tres recintos: sala de máquinas, depósito y administración. Su fachada es regular, mientras que los recintos por dentro son irregulares, debido a que varía el ancho de los muros, y la variedad de materiales que se han utilizado. El techo es de chapas de zinc e inclinado a un agua. El edificio no tiene elementos de ornamentación.
Como dato de interés el Molino cuenta con seis piedras de moler desmontables traídas de Europa en el año 1844.
Para comprender la importancia del Puesto y del Molino, es necesario realizar una reseña histórica. A partir de la fundación de la ciudad de Córdoba, el primer propietario de estas tierras fue el capitán Juan de Molina Navarrete ("Conquistador y funcionario. Posiblemente uno de los vecinos más importantes que haya tenido la ciudad de Córdoba, en la difícil época de la conquista..., que era tenido por persona honrada y de reputada capacidad y suficiencia, motivo por el cual fue llamado a desempeñar los más importantes cargos de la ciudad " Enrique Udaondo), quien tomó posesión de ellas en 1580 cuando el Teniente Gobernador, en nombre de su Majestad, le hizo merced "de un pedaço de tierra questa dos leguas dista çiudad el rrio arribapasando la cañada que dizen del Cabildo..." Aurelio Tanodi, Libro de Mercedes de tierra, pp 106.
Esta merced abarcó desde Saldán, siendo sus límites el río Suquía, la estancia de los jesuitas de La Calera, y lo que es hoy, el campo militar. Originalmente dicha posesión debió ser precaria ya que la ciudad de Córdoba al comenzar el decenio de 1581, contaba con pocas familias.
A partir de la conquista, las zonas de siembra de los poblados indígenas, dedicadas al cultivo de maíz, zapallos y frijoles comienzan a ser utilizadas por los encomenderos para la siembra de trigo. De allí que las regiones por las que se expanden las sementeras del nuevo cereal, son más aptas ecológicamente.
El "Puesto" que en esta época, no era más que una habitación de adobe, en la que vivían un poblero y su familia, evoluciona hacia fines del 1600, a una fábrica mixta de piedra y ladrillo, y comienza a conocérselo como "el rincón de Molina".
La organización de medios de transporte era determinante para el sistema de encomiendas, ya que de ella dependía el flujo de los excedentes rurales hacia los mercados regionales, por eso la elección del sitio en que se construyó el "Puesto" se basó en dos factores fundamentales transformaban al lugar en un punto estratégico. El primero fue la existencia de un vado natural en el lecho de tosca del río lo cual permitía atravesarlo sin inconvenientes, y el segundo, la presencia de numerosas vertientes de agua que permitían desarrollar cultivos y la vida cotidiana.
En el año 1762, José Molina Navarrete vendió la propiedad al obispo Diego Salguero, quien además era comerciante y con esa visión es que decide construir el molino. Así es que se introducen en la industria harinera, una de las principales actividades económicas de Córdoba en ese momento.
En 1765 el obispo dona sus bienes para la fundación del Hospital San Roque, entonces la propiedad llega a manos de los frailes Betlehemitas, quienes se encargaron de atender la institución. De este modo el Puestoy el Molino pasan a estar en función de las necesidades de los frailes.
A principios del siglo XIX, la propiedad comenzó a deteriorarse debido a la escasez de fondos causados por las deudas que el ejército provincial mantenía con el hospital San Roque. Es por esto que el presidente del Hospital Fray Félix del Rosario pide autorización para vender el Molino. El gobernador Manuel López concedió la venta y Don Francisco Torres tomó posesión del sitio en 1844. El Molino sufre notables modificaciones, fue ampliado con tres piedras de moler, lo que triplicó su capacidad de molienda de trigo y maíz. El Puesto siguió siendo la residencia principal.
A mediados de este siglo cuando comienzan a tecnificarse los molinos con la fuerza a vapor, surgen nuevas compañías harineras que incorporan esta tecnología a la molienda. El Molino pierde importancia, ya que deja de ser competitivo. Finalmente en 1873, con la muerte de Torres, el establecimiento se cierra y se subdivide la propiedad entre sus sucesores. El Molino y parte de la tierra fue adquirido por el español Heriberto Martínez, quien protagonizó un rol importante en la vida política y económica de la ciudad de Córdoba.
En 1914, la propiedad se transfiere a la "Compañía Constructora de Tranvías de Córdoba" y en 1936, una parte del terreno es vendida a la "Asociación Educacionista Argentina de La Salle", donde demolieron la casa principal de la quinta y construyeron allí su internado, transformando el Puesto en un área de lavadero. Años más tarde, durante la década de 1960, dejan de tener alumnos pupilos y queda en desuso este sector.
En 1979, gracias a una iniciativa popular, la Subdirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, declaró a la propiedad de "interés municipal", conocida en la década del 80 como Villa Manuela. En el año 1982 se instaló en el Molino una fábrica de gaseosas y embotelladora de agua mineral EGRAM, pero fue cerrada en el año 1987. Este sector de la propiedad se entregó en comodato a la "Asociación Civil de Amigos del Puesto Jesuítico y Molino de Torres" quien en la actualidad se encarga de la administración y conservación del lugar. Entre los objetivos de esta asociación se encuentran la preservación del lugar, la recuperación del patrimonio cultural, la valorización de la memoria colectiva y convertir al sitio en un dinamizador de la actividad cultural del sector, así como también asegurar una gestión que permita autofinanciar su conservación y desarrollo. Este proyecto hizo posible que en 1996 la Subdirección de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Córdoba realizara en el Puesto una excavación arqueológica.
Desde el año 2000 se lleva adelante la recuperación del Molino y de su sistema hidráulico, a cargo del área de Arqueología de Rescate del Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba. A fines del año 2002 se presentan los primeros resultados fruto de la investigación histórica sumada a los resultados obtenidos de la excavación arqueológica. En la actualidad el Puesto está habilitado para la realización de eventos culturales y sociales, con el fin de recaudar fondos que permitan su mantenimiento.
El estado de conservación de los edificios y sus parques es óptimo. El Puesto Jesuítico se encuentra ya restaurado, mientras que el Molino está finalizando sus obras, siendo en este momento el único molino en la ciudad de Córdoba del siglo XVIII, que se encuentra en buenas condiciones edilicias.
El valor local de este conjunto de bienes es muy alto, mientras que su valor decrece a nivel nacional, debido a la falta de reconocimiento, es entonces que confiamos en esta declaratoria para que su valor aumente como son los méritos de bien también cultural. Si partimos de la idea que es patrimonio también es una construcción social, el Puesto y el Molino, se han construido como tales gracias al interés que generó la ciudadanía de Córdoba, que participó defendiendo su patrimonio a través de diversas acciones y reclamos, que se inician por la década de 1970, utilizando como medio notas periodísticas. Esto se reafirma con las investigaciones que han realizado arquitectos, historiadores y arqueólogos. También la lucha que emprendieron los vecinos, desencadenó en un decreto municipal que declara el interés por estos bienes en el año 1979. Más tarde su restauración a partir de 1996.
El valor simbólico de este sitio está dado en el nexo que establece entre generaciones separadas por casi 5 siglos, y eso lo convierte en un testimonio de ideas, hechos transcurridos en todo su tiempo de existencia. Nos muestra parte de nuestra identidad nacional, nos habla de indígenas, de españoles en la época de la colonia, y esclavos africanos que construyeron y trabajaron en el Molino, también de frailes y niños pupilos.
Este Puesto y Molino es testigo de lo sucedido durante los últimos cinco siglos de historia hispanoamericana, por ello considero de importancia conferir a este inmueble un trato legal de bien con valor patrimonial histórico que es necesario preservar. Convoco entonces a mis pares a la aprobación de este proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
FERRA DE BARTOL, MARGARITA SAN JUAN FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
UÑAC, JOSE RUBEN SAN JUAN FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
CULTURA (Primera Competencia)
PRESUPUESTO Y HACIENDA