La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar reconocimiento por la trayectoria artística del compositor y músico chamamecero Serafín Altamirano, en el año del vigésimo aniversario de su fallecimiento

Señor presidente:

Según el investigador Enrique Piñeyro, la palabra chamamé significa "bajo la enramada"- che amoá memé - en referencia a la sombra necesaria para seguir la fiesta, la danza, la música, bajo el sol -correntino-. Sin embargo, muchas otras definiciones inspiraron el ritmo y la cultura del litoral. Entre ellas, hay una que reza: "Chamamé es también lo que le ocurrió al acordeón europeo al ser ejecutado en esta geografía". Y ciertamente la fuerza expresiva del chamamé, tal y como la conocemos hoy, no hubiera sido tal sin la metamorfosis del acordeón -o como se le dice en el campo : la "cordiona"- , transformado en emblema del género folclórico del nordeste del país.

Los orígenes del chamamé se reconocen en la cultura musical de excelencia promovida y difundida por las estancias jesuitas en la Provincia. En la organización original de estas agrupaciones musicales y en su evolución, los instrumentos utilizados no incluían el acordeón. Pero a partir del fines del siglo XIX y principios del XX, con las migraciones europeas, el acordeón se empezó a promocionar - desde "Caras y Caretas" por ejemplo- casi al mismo precio que una guitarra. Es posible que el valor dinerario - accesible para las zonas rurales- haya influido en la llegada de la cordiona de dos hileras a los sectores populares de Corrientes, y que de esta manera se haya desarrollado el estilo interpretativo autodidacta e intuitivo de la mayoría de sus ejecutantes.

Los intérpretes y compositores del chamamé eran hombres de la periferia de los pueblos, donde se aprende los secretos del instrumento por transmisión de padres a hijos, de boca en boca, de mano en mano, de oído, y esta fue la lógica de la escuela acordeonística correntina, que comprende poderosos estilos de interpretación. Uno de los maestros de la escuela acordeonística correntina fue Serafín Altamirano, generador de un ritmo contagioso que invita al baile -y que abonó la leyenda del Rey del Chamamé, Tarragó Ros-, el chamamé kiréi o chamamé maceta. .

En los años 40 nace como estilo dentro del género chamamecero, conocido popularmente como chamamé maceta. También conocido como "chamamé canillera". La calificación de "maceta" se origina en el término "talón maceta", que identifica al hombre que baila en patas o descalzo. Ocurre con los peones rurales, aún en la actualidad, que el trabajo a pies descalzos genera una dureza en el talón a la que se le llama "maceta", y es la parte del cuerpo utilizada para el singular taconeo de este ritmo, que se realiza sobre la pista de tierra apisonada. Es el estilo de composición e interpretativo de Serafín Altamirano.

Siguiendo a las investigaciones de Enrique Piñeyro, rescatamos el siguiente relato sobre la vida de este compositor y ejecutante excepcional: "Serafín Altamirano nació en Monte Caseros el 9 de febrero de 1916. Se inicia en la ejecución del acordeón diatópico, de dos hileras de teclas, muy joven y se integra de una manera natural en la animación de bailes campiriños, en Monte caseros y en otras localidades de la Provincia de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe. Poseía una maestría y un dominio del instrumento musical que lo conduce a lograr composiciones de real valía. Sus obras son grabadas por él mismo con el conjunto de Tarragó Ros, amigo dilecto, que lo invita a dejar impresos varios temas con su famoso conjunto. Serafín se transforma en un indispensable animador de bailes rurales y con su arte deja una huella imperecedera en quienes lo conocieron y ejecutaron junto a el: Cambá Castillo, Mario Millán Medina y otros."

"Portador de un toque acordeonístico de sublime inspiración es creador de un estilo que lógicamente trasciende rápidamente y su evidente maestría es imitada por otros acordeonistas, que hallan una fórmula feliz para lograr un éxito y una fama que Altamirano, por su bohemia, no llegó a disfrutar. Producto de una marginación social y circunstancias penosas de su vida, no alcanza el reconocimiento de los grandes escenarios. Fallece el 5 de enero de 1988, y sin recibir el homenaje que en vida traducirse en condiciones dignas para quien dejara una obra musical realmente sobresaliente."

Con respecto a su obra, los temas que aparecen inscriptos como sus composiciones en SADAIC son : "Allá en la toldería", "Caña con ruda","Demaytéma zumba lindo", "Guá pago Tacuarita", "Guayquiraró orilla", "La cañada mala", "La sotera", "Me llaman el Tacurú", "Paso Vallejo", "Puerto Monte Caseros", "Sollozo de un acordeón", "Tardecita de amor" y "Tirador sin fleco".

Hoy el anfiteatro municipal de Monte Caseros - su pueblo natal- y un pasaje llevan su nombre. Sin embargo aún quedan muchas acciones en pos de la memoria de los músicos populares y el maravilloso legado que nos han dejado. En el caso de Serafín Altamirano, un virtuoso relato musical sobre la forma de ser de los hombres y mujeres del Taragüí. O mejor dicho la historia de "lo que le ocurrió al acordeón europeo" al caer en sus manos y caber en su corazón.

Por estas razones anteriormente expresadas, solicito a los Señores Diputados acompañen con su firma este Proyecto.