La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más enérgico repudio ante la presentación que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte realizó el 11 de mayo de 2009, en la Organización de las Naciones Unidas, pretendiendo la extensión de derechos soberanos y de jurisdicción sobre la plataforma continental submarina que circunda las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, lo que implica un nuevo avasallamiento a la soberanía de la República Argentina y al patrimonio de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, así como el flagrante irrespeto del Derecho Internacional.

Señor presidente:

En las últimas horas, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte nuevamente incurrió en una violación de la soberanía de la República Argentina, del patrimonio de la Provincia a la cual representamos, del orden jurídico internacional y de la buena fe, fundamental principio de la Comunidad Internacional y de ese orden.

Lo dicho se materializó a través del reclamo presentado por esa potencia europea ante las Naciones Unidas (Comisión de Límites de la Plataforma Continental o CLCS), incluyendo la extensión de derechos pretendidamente soberanos y de la jurisdicción británica -obtenida de facto en 1833-, sobre la plataforma continental submarina que rodea a las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.

El Reino Unido se acogió a la facultad de realizar presentaciones de este tipo, conforme lo establecido por el Artículo 76 de la Convención Internacional del Derecho del Mar (CONVEMAR). Sabemos que ese Instrumento permite a los estados ribereños procurar la fijación de un límite exterior de su plataforma más allá de las 200 millas marinas y hasta una distancia de 350 millas de la costa, o 100 millas desde el punto en que las aguas alcancen una profundidad de 2500 metros, siempre que se verifiquen las condiciones geológicas estipuladas.

Argentina ejerció esa facultad, presentando el pertinente informe técnico y su solicitud el pasado 21 de abril. De ser aprobado por la autoridad internacional, nuestro país -que cuenta con más de 2.700.000 km2 de superficie incluyendo masa terrestre y acuática-, podría pasar a cerca de 4.200.000 km2, incorporándose la nueva área. Las 150 millas de diferencia entre las originales 200 y las proyectadas 350, representan casi 250 Km. que se agregarían al patrimonio territorial de la Nación.

Gran Bretaña ya realizó otras tres presentaciones en el mismo sentido, para ampliar su dominio territorial: un reclamo conjunto con España, Irlanda y Francia sobre el Golfo de Vizcaya, uno sobre la plataforma que rodea la Islas Ascensión (Atlántico Central) y otro similar sobre el islote Hatton-Rockall, en el Atlántico Nororiental. Este último territorio

-apenas un pequeño peñón emergido de las aguas- puede llegar a tener, en su plataforma circundante, una gigantesca reserva de gas y petróleo, que los británicos desean explotar. El reclamo sobre Malvinas es el último dentro de la remozada estrategia de expansión geopolítica y geoeconómica del Reino Unido.

Pero no se deben confundir las facultades que el Derecho Internacional -en este caso la CONVEMAR- otorga a los Estados, en un marco de legalidad y legitimidad, con meras aspiraciones coloniales e imperialistas, que incluyen facetas agresivas como lo hemos venido señalando y denunciando en esta Honorable Cámara: Gran Bretaña desoye al llamado de la Comunidad Internacional para dialogar bilateralmente sobre la disputa, burla a las Resoluciones de las Naciones Unidas (1514, 2065, 31/49, etc.) actúa unilateralmente violando acuerdos previos suscriptos con la Argentina (Acuerdos de Madrid), militariza el Atlántico Sur, y reafirma -de forma agraviante y soberbia-, su ilegal dominio en territorio nacional y provincial. Recordemos que las Islas del Atlántico Sur pertenecen a la Provincia que representamos: Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

La pregunta ante esta última acción de Londres, que merece nuestro mas fuerte repudio, es simple: ¿Cómo puede pretenderse mejorar un derecho que un estado no posee y optimizarse la utilidad de un territorio que no le es propio? Sólo es posible mediante la brutalidad de la usurpación y del despojo, a la sombra del hecho consumado; un pilar histórico de la política exterior británica que contradice principios fundamentales del Derecho Internacional: soberanía, integridad territorial y resolución pacífica de controversias.

Por supuesto, no estamos ante un hecho aislado, como ya dijimos. A través de las otras presentaciones (coronando el proceso con esta última) y de múltiples acciones unilaterales que incluyen expresiones patrioteras e injurias hacia la Argentina, y el concreto rearme militar de las Islas usurpadas, Londres jerarquiza su estrategia en distintos enclaves coloniales, focalizándose en la conquista de inmensas fuentes de recursos naturales, como lo puede ser la plataforma en torno a nuestras Islas usurpadas. En tal sentido se pronunció el Secretario de Estado de la Cancillería británica, Lord Malloch-Brown: "La exitosa culminación de este proceso confirmará los límites de la jurisdicción británica sobre la plataforma continental, asegurando para las generaciones futuras nuestro derecho soberano a administrar la plataforma."

Cabe destacar que las presentaciones británicas y argentinas quedan mutuamente excluidas sobre los territorios en cuestión -tal como lo dispone la CONVEMAR- por estar ellos en disputa: "en caso de que haya una controversia territorial o marítima, la Comisión no considerará ni calificará la presentación hecha por cualquiera de los Estados Parte en esa controversia." En nuestro caso, esos territorios se incluyeron por integrar nuestro patrimonio nacional y como inequívoca manifestación de soberanía, aunque estén usurpados. La respuesta británica, simétrica en lo político, es del todo inaceptable e insostenible en el orden jurídico internacional. Y si bien, la disposición de la CONVEMAR impide cualquier innovación en el resultado, la postura argentina -asistida por derechos históricos- y la británica, sientan un precedente importante.

Acordamos con las manifestaciones de la Cancillería argentina, y su portavoz el Ministro Jorge Taiana, quién manifestó su enérgico rechazo a la pretensión inglesa. Y reafirmamos la necesidad de seguir construyendo una política de Estado que entrañe la defensa de nuestra soberanía y de los recursos naturales en el Atlántico Sur y sus Islas -tan caros a nuestra Provincia de Tierra del Fuego-, y en todo el territorio nacional.

Mediante el presente proyecto venimos a repudiar enérgicamente este nuevo atropello colonialista e inaceptable hacia la soberanía de la República Argentina y el patrimonio de una de sus Provincias, solicitando a mis pares el acompañamiento del mismo con su voto afirmativo.