La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo que, a través de los organismos que resulten competentes, informe lo que a continuación se solicita referente a la resolución 228/10 del 5 de marzo de 2010 del Ministerio de Defensa que introduce una serie de modificaciones en el régimen de los Liceos Militares y su impacto en la formación de Oficiales de Reserva de las Fuerzas Armadas:

1. Indique la cantidad actual de Oficiales de Reserva de las tres Fuerzas Armadas y cuántos de los mismos son egresados de los Liceos Militares.

2. Si considera que el adiestramiento militar a impartir a partir de la Resolución 228/10 resulta suficiente para formar un Oficial de Reserva.

3. Para los egresados de los Liceos que optaran por su pertenencia a la reserva, cuál sería el programa de adiestramiento adicional que deberían realizar, qué tiempo insumiría el mismo y en dónde se realizaría.

4. En el caso de ofrecer entrenamiento militar específico para formar parte de la reserva militar, cuál sería el plazo del mismo, dónde se realizaría y bajo que programa.

Señor presidente:

En el año 2006, bajo la conducción de la actual Ministro, el Ministerio de Defensa intentó una reforma de los liceos militares que fracasó por la oposición de los egresados y de los padres de los alumnos de de dichas instituciones educativas.

Los liceos militares son institutos secundarios dependientes de las Fuerzas Armadas donde se cursan estudios secundarios y paralelamente se imparte instrucción militar con la función de formar oficiales de reserva.

Estos institutos fueron creados por el Presidente Agustín P. Justo en la década del treinta, tomando como modelos institutos similares de los EEUU y Europa. Actualmente son 10 -7 del Ejército, 2 de la Armada y 1 de la Fuerza Aérea- y, en sintonía con los procesos de reforma del sistema militar, en los últimos años se han incorporado mujeres.

Por resolución Ministerial 228/10 del 5 de marzo de 2010, el Ministerio de Defensa introduce una serie de modificaciones en el régimen de los liceos entre las cuales nos interesa concentrarnos en la que estableció que los alumnos de los mismos no puedan ser instruidos en el uso de armas hasta el quinto año, pero que solo puedan recibir instrucción de un arma no militar, como es la carabina neumática calibre 22.

Paralelamente, a partir de esta reforma y al cumplir la mayoría de edad, los egresados de los liceos deberán ratificar o revocar explícitamente su decisión de formar parte de la reserva militar.

Los fundamentos del Ministerio para este aspecto de la reforma se sustentan en la Convención sobre los Derechos del Niño ratificada pos la Ley 23.849, los protocolos relativos a la Participación de Niños en los Conflictos Armados ratificados por la Ley 25.616 y la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Sin embargo, cabe aclarar que el régimen de los Liceos Militares cumple acabadamente con lo estipulado por el "Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados", el cual en sus Artículos 1 y 3 Inciso 3 establece: "Artículo 1: Los Estados Partes adoptarán todas las medidas posibles para que ningún miembro de sus fuerzas armadas menor de 18 años participe directamente en hostilidades." Y en el "Artículo 3, Inciso 3: Los Estados Parte que permitan el reclutamiento voluntario en sus fuerzas armadas nacionales de menores de 18 años establecerán medidas de salvaguardia que garanticen, como mínimo, que: a) Ese reclutamiento sea auténticamente voluntario; b) Ese reclutamiento se realice con el consentimiento informado de los padres o de quienes tengan la custodia legal; c) Esos menores estén plenamente informados de los deberes que supone ese servicio militar."

Ahora bien, si la instrucción militar adecuada en el uso del fusil FAL no puede realizarse dentro de los Liceos, cabe preguntarse cuál es el sentido de seguir con los liceos militares, dado que los mismos han dejado de tener como objetivo central el formar oficiales de reserva. En consecuencia, deja de tener sentido también que las Fuerzas Armadas destinen personal a estos institutos que ya no van a formar oficiales de reserva.

Todo esto nos lleva a analizar el tema en un contexto más amplio, como es la formación de reservas, una asignatura pendiente de nuestras Fuerzas Armadas desde la suspensión del Servicio Militar Obligatorio en 1995.

Para la Subsecretaria de Formación Militar, el Estado deberá resolver por otros carriles cómo formar las reservas, como los cursos de entrenamiento anual que ofrece el Departamento de Reservas del Ejército.

Lo que resulta claro es que las Fuerzas Armadas argentinas sufren dificultades crecientes para su reclutamiento, las que responderían a la baja en la tasa de desempleo, los bajos salarios que perciben los integrantes de las Fuerzas y el desprestigio en que han caído los militares desde la recuperación democrática.

En el caso del Ejército, en el 2002 se presentaron 1321 postulantes para ingresar al Colegio Militar, y en el 2007 sólo 591, menos de la mitad, sólo 1,2 postulante por vacante. En el caso de la Escuela de Suboficiales, la cantidad de postulantes descendió 25% respecto al año pasado, con 1,9 por cada vacante a cubrir, y en el caso de los soldados voluntarios, los aspirantes cayeron 43% en comparación con 2006, con 1,6 por cada plaza a cubrir. (1) Paralelamente, el pedido de baja es creciente entre los oficiales y suboficiales jóvenes es creciente y preocupante.

Desde que nuestro país suspendió el servicio militar obligatorio y estableció el alistamiento voluntario, se asumió el modelo de reclutamiento anglosajón en cuanto a los mecanismos e incentivos para el reclutamiento.

Hoy en día, por ejemplo, nadie entra a las Fuerzas Armadas británicas por el salario, sino porque el Estado busca despertar la vocación por lo militar. Lo militar se presenta como el primer atractivo para el reclutamiento en el sistema militar británico, y ello debe ser una referencia para el problema que han comenzado a enfrentar las Fuerzas Armadas argentinas.

Por otra parte, para incorporarse como soldado profesional a las Fuerzas Armadas británicas o estadounidenses, se firma un contrato de servicio por una determinada cantidad de años; en nuestro país, por el contrario, se abandona el servicio cuando se quiere, lo que carece de la más absoluta racionalidad en un sistema de alistamiento voluntario.

Queda claro entonces que necesitamos discutir el tema de los Liceos Militares en el marco más amplio de la formación de reservas para el caso de conflictos armados, lo cuál nada tiene que ver con la inexistencia de hipótesis de conflicto tan declamada por el actual Gobierno, sino con la existencia misma del Estado nacional como monopolio de la violencia legítima.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente pedido de informes.