La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar el profundo pesar y solidaridad con el pueblo hermano de Paraguay, al conmemorarse el 150º aniversario de la firma del Tratado de la Triple Alianza el próximo 1 de mayo.

Señor presidente:

En los manuales escolares, en los relatos oficiales de nuestra historia, en las instituciones académicas, en los medios de comunicación, poco y nada apareció durante décadas artículo referido a la Guerra de la Triple Alianza. Aquella que terminó con la floreciente República del Paraguay.

En 1865 los países de Argentina, Brasil y Uruguay toman la decisión de firmar el tratado de la Triple Alianza para asentar sus voluntades de atacar al país hermano, designando como jefe del ejército aliado al entonces presidente de nuestra República, Bartolomé Mitre.

La versión liberal que motivaba este inefable ataque no era otra sino que la de derrocar a un tirano feroz -por el entonces mariscal Solano López- e incorporar al Paraguay en la senda de la civilización, el progreso y la cultura.

Finalizada la guerra, que sería más oportuno llamarla ataque, Paraguay sufrió la pérdida de ciento sesenta mil kilómetros cuadrados de su territorio a manos de los vencedores, la aceptación del tratado de libre navegación en sus ríos, el pago de mil quinientos millones de pesos en concepto de indemnizaciones, la privatización de sus tierras, fábricas y servicios a precios de remate y el comienzo de un endeudamiento crónico producto de un préstamo otorgado por la misma banca que costeó los gastos de guerra de Brasil: la británica Baring Brothers.

De lo anterior se desprende el principal motivo de la guerra: el tratado de libre navegación en los ríos del Paraguay.

Hasta ese entonces el país hermano, gozaba del amparo de un Estado proteccionista sobre la industria nacional y el mercado interno, sus ríos no estaban abiertos a las naves británicas y construía su identidad, cultura y economía sin inversiones extranjeras ni préstamos extranjeros. Paraguay contaba entonces con una línea de telégrafos, con los primeros ferrocarriles de Sudamérica, barcos a vapor, astilleros, acerías, fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Es decir, que el Paraguay fue el primer país industrializado de América Latina. Además de ello, la educación era pública.

El genocidio contra los paraguayos duró de 1865 a 1870. Su saldo fue el de una pérdida de entre el 50 y el 85% de su población y se estima que más del 90% de su población masculina.

En el año 2010 el Estado argentino junto con los de Uruguay y Brasil, reunidos en la Cumbre Social del Mercosur, repudiaron la agresión al país hermano durante la guerra, reconociendo que la misma tuvo que ver con los objetivos de una elite que respondía a los intereses colonialistas del gobierno Británico y que pretendía abogar por un modelo económico basado en el libre comercio sin intervención del Estado.

Finalmente en un acto de reparación histórica nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner a finales del año 2014 entregó al país hermano el mobiliario perteneciente al mariscal Francisco Solano López, que hasta entonces estaban bajo poder de la gobernación de Entre Ríos.

En su discurso nuestra Jefa de Estado declaró que, la guerra del Paraguay no fue originada por error, sino que "fueron políticas, nadie se equivocó cuando vino acá a destruir al Paraguay; querían que ese Paraguay que fabricaba locomotoras, rieles de trenes, que tenía fundiciones de hierro, no fuera un país industrial, fuera apenas un país productor de materias primas con mano de obra esclava y barata, que esto es lo que quisieron siempre para nuestros países. Así que acá hubo políticas claras y deliberadas que nosotros no compartimos y que venimos hoy a reparar."

El modelo de país que representamos lucha por la integración real y concreta de los Estados de América del Sur, en la que entre los países miembros se complementen y reparen las necesidades de cada uno.

Los intereses que forjaron el genocidio sobre nuestro hermano pueblo paraguayo nos avergüenza y no nos representa. Es por eso que nos solidarizamos con ellos en este 150º aniversario del comienzo de aquella terrible masacre.

Es por estas razones que solicito a mis pares que acompañen el presente proyecto de resolución.