La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más profundo beneplácito por la beatificación del Papa Juan Pablo Segundo; símbolo de paz y concordia para todos los Católicos del mundo.

Señor presidente:

La figura de Karol Wojtyla, nuestro querido pontífice que dejó este mundo en 2005, es inconmensurable, tanto desde la perspectiva de la Fe, como de las propias acciones de un hombre que no supo de renuncias ni descansos.

Creo innecesario, en ese sentido, profundizar en lo que es un acerbo conocido para todos los que hemos tenido la fortuna de presenciar su obra; obra que no acabó con su partida a la eternidad de nuestro Señor, sino que sigue plenamente vigente en los que fuimos ungidos con el mandato de estar junto a los más necesitados, combatiendo cada día los augurios nefastos de la pobreza, la desigualdad y el silencio impuesto de los excluidos.

Juan Pablo Segundo, Señor Presidente, no ha sido solo el Papa que ayudó a apaciguar nuestra patria, en los aciagos momentos en que el fantasma cruel de la guerra amenazaba nuestro horizonte; fue también el Papa que aproximó la Cristiandad al pueblo; el Papa que se acercó a las otras Iglesias (el Judaísmo, el Islam, la Iglesia Ortodoxa Oriental, y la Comunión Anglicana), preservando nuestros propios dogmas Católicos, sobre todo en un mundo convulsionado por cambios vertiginosos, pero entendiendo que la Fe es un Don divino que no debe saber de fronteras ni separaciones arbitrarias; Papa, que aún antes de saberse elegido por Nuestro Señor para su digna tarea, ya luchaba por los oprimidos, en su Polonia natal, junto al Sindicato Solidaridad.

Juan Pablo, siempre devoto de la Virgen María, de la que recibió su fuerza inabarcable, constituyó para todos los católicos, e incluso para los hombres y mujeres de fe de otros cultos, un símbolo y un faro de referencia, en un Siglo XX plagado de conflictos, en el cual nuestros Dogmas Católicos, Apostólicos y Romanos, fueron puestos a prueba más de una vez, y donde el egoísmo y la ambición del hombre, causaron miseria y estragos. Allí, donde fuera necesaria su presencia, Juan Pablo asistió, contabilizando viajes apostólicos a más de 129 países, a lo largo de sus 25 años de pontificado y más de 1000 audiencias generales, con la asistencia de más de 16.700.000 peregrinos a los que deben sumarse los fieles que participaron en audiencias especiales y otras ceremonias religiosas (en el Jubileo de 2000 fueron más de 8 millones) y los millones de católicos que encontró en las visitas pastorales realizadas a distintas partes del mundo. Así mismo, ha llevado la palabra de Nuestro Señor, a más de 690 presidentes o jefes de estado y 226 primeros ministros.

En este sentido, Señor Presidente, Juan Pablo no solo será recordado como el "Papa Viajero", sino como uno de los pontífices que mejor han representado los ideales de esfuerzo y trabajo que forman una parte ineludible de nuestra Fe, y el pontífice que más abiertamente ha luchado contra las ideologías opresoras de cualquier signo.

En virtud de estar convencido de que nada de lo expresable en este breve proyecto refleja siquiera mínimamente la obra de este Gran Hombre, solicito a mis pares, que me acompañen en esta declaración, buscando en su propia memoria y en sus corazones, las razones de su voto favorable.-