La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo, instruya a la misión oficial designada por el Ministerio de Relaciones Exterior, Comercio Internacional y Culto para representar a la Republica Argentina en la Conferencia de alto nivel sobre la "Seguridad Alimentaría Mundial y los Retos del Cambio Climático y la Bioenergía", organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha realizarse del 3 al 5 de junio en Roma, en el marco de la Actual Crisis Alimentaría Mundial, agudizada por el aumento de los precios de los alimento, plantear ante la misma, políticas, mecanismos y programas tendientes a encontrar soluciones a las siguientes cuestiones:

1. Asistencia inmediata a los países declarados en emergencia alimentaría.

2. Asistencia financiera a los Organismo Internacionales encargados de asegurar el abastecimiento de alimentos, a saber el Programa Mundial de Alimentos y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

3. Regularización del mercado internacional de alimentos a través de la eliminación de instrumentos distorsivos del mismo.

4. Impulso a las negociaciones internacionales de productos agropecuarios de la Ronda de Doha, en el marco de la Organización Mundial del Comercio.

5. Financiamiento e implementación de programas para el aumento de la producción de alimentos en países en vías de desarrollo, con prioridad en aquellos con ventajas competitivas naturales.

6. Establecimiento de criterios sustentables para alcanzar un régimen internacional que establezca las obligaciones y derechos para la implementación de programas y políticas nacionales de desarrollo de biocombustibles.

Señor presidente:

El "tsunami silencioso", termino utilizado por Josette Sheeran, Directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), para describir la actual Crisis Alimentaría Mundial, agudizada por el incremento vertiginoso de los precios internacionales de alimentos, ya dejo de ser silencioso. Y paso de ser una preocupación económica para convertirse en una político y social.

Así lo evidenciaron los graves disturbios en Haití provocados por el aumento de los alimentos, que dejaron un saldo de 5 muertos, varios heridos, numerosos establecimientos saqueados, quemados, destruidos y la destitución el Primer Ministro de Haití, Jacques Edouard Alexis. No es el único país donde ha habido problemas. En Filipinas, Pakistán y Tailandia, el ejército está vigilante para evitar robos y saqueos en los centros de almacenaje de granos. Hasta el mismo Robert B. Zoellick, Presidente del Banco Mundial, quien acudió a una conferencia de prensa con un paquete de arroz y un bollo de pan, afirmó que el repunte en el precio de los alimentos amenaza con eliminar el avance logrado en los últimos siete años para reducir la pobreza en el mundo.

El incremento de los precios internacionales es un fenómeno que se manifiesta desde hace varios años pero que se ha acelerado en los últimos doce meses. Especialmente preocupante son las alzas en los precios del maíz, el trigo, el arroz, y oleaginosas, que en algunos casos superan el 100%. El alza de precios pone a los alimentos esenciales fuera del alcance de los más pobres, sobre todo en los países en desarrollo ya que el porcentaje de sus ingresos que destinan para la obtención de la dieta es del 70, mucho mas que el que el 10 % utilizado en los países desarrollados.

Las causas inflacionarias obedecen a la creciente demanda de productos básicos impulsada por el consumo de alimentos, que va de las mano del crecimiento de las grandes economías emergentes, como China, India, Brasil y México; a los factores climáticos adversos como sequías e inundaciones que han afectado la producción de alimentos de importantes oferentes en el mercado mundial, como por ejemplo Australia; y al desarrollo de los biocombustibles, el cual se desvían una cantidad creciente de recursos productivos en detrimento de la producción agrícola. Así mismo la restricción de las exportaciones de los principales productores de alimentos amenaza con agudizar el fenómeno.

Así no solo familias padecen esta situación, a quienes a la erosión de su poder adquisitivo se le suma la escasez de alimentos debido a la dificultad de sus gobiernos abastecer sus mercados importándolos a costa de un saldo negativo en la balanza de pagos, también afecta a gobiernos, como hemos visto, y a las Organizaciones y Programas Internacionales encargadas de asistir a los países mas necesitados y en emergencia alimentaría. El Programa Mundial de Alimentos (PAM) y el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), anunciaron necesidad de 1700 millones de dólares para el PAM y 775 millones de dólares para el FOA para poder cumplir con sus programas, ya que sus respectivos presupuestos han quedado obsoletos ante la explosión de los precios internacionales de los alimentos.

La historia nos ha enseñado que los esfuerzos y avances en el desarrollo de los pueblos son consumidos ante el flagelo del hambre. La imposibilidad y la impotencia de poder acceder al alimento, inevitablemente se traducen en un descontento social, el cual desemboca en disturbios violentos con victimas fatales, interrumpiendo la paz social y comprometiendo la estabilidad institucional de los países. A esto hay que agregar en deterioro que se produce en las variables sociales, como la pobreza, la desnutrición, la salud y la educación, hipotecando el futuro de los países.

Estamos ante una crisis alimentaría, que exige una solución rápida y efectiva en el corto plazo, asegurando los fondos necesarios del FOA y PAM para la provisión de alimentos y regularizando los mercados internacionales agrícolas, a través de la liberalización de las exportaciones y eliminando todo tipo de especulaciones. En el largo plazo es necesaria la adopción de políticas en conjunto con organismos internacionales, que contribuyan a la expansión de la oferta productiva, oportunidad que para países como la Argentina que poseen ventajas competitivas en el sector.

Por todo lo expuesto es que solicito la aprobación del presente proyecto.