La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su beneplácito por la celebración del Acta Final de la Comisión Demarcadora de Límites que fuera rubricada por los presidentes de las Repúblicas del Paraguay, Sr. Fernando Lugo y de Bolivia, Sr. Evo Morales, en virtud de la cual pusieron formalmente fin al conflicto limítrofe que los llevó a enfrentarse en la denominada Guerra del Chaco, entre los años 1932 y 1935. El hecho se consumó en un acto realizado en la Casa Rosada -sede del gobierno argentino- y tuvo a nuestra mandataria, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, como anfitriona y garante del acuerdo.

Señor presidente:

El día lunes 27 de Abril del presente año, 2009, quedará registrado en la historia de la integración latinoamericana como un hito en el afianzamiento del consenso de nuestros pueblos.

Así pues, los presidentes de la República del Paraguay, don Fernando Lugo, y de la República de Bolivia, Sr. Evo Morales, pusieron formalmente fin al conflicto limítrofe que los llevó a enfrentarse en la denominada Guerra del Chaco, entre los años 1932 y 1935.

El hecho se consumó en un acto realizado en la Casa Rosada -sede del gobierno argentino- y tuvo a nuestra mandataria, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, como anfitriona y garante del acuerdo.

Nuestra Presidenta entregó a sus homónimos el Acta Final de la Comisión Demarcadora de Límites, que fue rubricado por los presidentes Lugo y Morales.

Sr. Presidente, más allá de lo simbólico del acto, los Jefes de Estado recalcaron el cambió de época y coincidieron en que no pueden repetirse enfrentamientos como aquel.

El embrión dela guerra se gestó entre los años 1927 y 1928, cuando técnicos de la Standard Oil, empresa petrolera estadounidense fundada en 1870 por John Rockefeller, descubrió petróleo en las estribaciones andinas del Chaco. Presumieron que la riqueza se extendía al Chaco paraguayo, donde la exploración petrolera estaba en manos de la compañía holandesa Royal Dutch Shell. Ambas naciones comenzaron a armarse, Bolivia con el auspicio y el capital de la Standard Oil.

Los bolivianos eran más ricos que su rival. Sus fuerzas armadas contaban con 250 mil hombres contra 150 mil de Paraguay, que ya había sido diezmado seis décadas antes en la Guerra de la Triple Alianza, la misma que Juan B. Alberdi eligió llamar 'de la Triple Infamia'.

La Guerra del Chaco fue el conflicto armado más violento del siglo XX en el continente. Según los datos históricos, murieron unas 95 mil personas.

A esta situación se agregó, desde el punto de vista diplomático, la disputa, una vez terminada la guerra, en junio de 1935, entre dos iniciativas contrapuestas de arbitraje para el arreglo definitivo del conflicto: una consistía en la formación de una comisión de países neutrales no limítrofes integrada por Estados Unidos, Cuba, México, Colombia y Uruguay, y otra estaba basada en una propuesta de la Cancillería argentina que daba preeminencia a la intervención de la Sociedad de las Naciones. La posición argentina terminó frustrando la actividad de la comisión de neutrales. Pero Bolivia recusó la participación del organismo internacional, por lo cual la solución para la firma de un tratado definitivo de paz quedó finalmente en manos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y EE.UU. (más tarde se integró Uruguay), realizándose las reuniones en Buenos Aires, presididas por el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas. Este recibió el Premio Nobel de la Paz de 1936, con el apoyo de los países sudamericanos y la aprobación de Washington, por su proyecto de un pacto antibélico presentado en 1933 para evitar conflictos armados como el del Chaco. De todos modos, el secretario de Estado Cordell Hull consideraba al ministro como un "prominente e incorregible" adversario de los Estados Unidos, al tiempo que el subsecretario Sumner Welles caracterizaba a la oligarquía argentina como un instrumento reaccionario de los intereses británicos.

Pero, por sobre todas estas cuestiones, interesa destacar el rol de Spruille Braden como delegado estadounidense en las negociaciones de paz y la aparición de la primera de las grandes enemistades que tendrá en su carrera en la Argentina: el canciller Saavedra Lamas. En una autobiografía escrita por Braden, el ministro argentino es objeto de injurias, desprecios y calificativos varios - antinorteamericano, ególatra, vanidoso, ambicioso, estúpido e inepto, entre otras cosas -, incluyendo una opinión negativa acerca de la obtención del Premio Nobel. Braden tuvo casi tanta animadversión por Saavedra Lamas, con quien entabló duras negociaciones, como las que tendría luego con su más conocido enemigo, el coronel Perón. (1)

Coincidiendo con cada una de las palabras vertidas por nuestra Presidenta, quien destacó "la unidad latinoamericana, la Unasur, el no enfrentamiento y la resolución democrática de los conflictos nos hacen ver la necesidad de profundizar los lazos de unidad".

"Nuestros países tienen un destino de grandeza que empezamos a compartir y este acuerdo debe servir de aliento a la gesta de integración por lo que lucharon nuestros libertadores", afirmó el presidente paraguayo Lugo, quién concluyó que "nunca más permitiremos en nuestra América que las apetencias externas nos enfrenten".

Va de suyo Sr. Presidente, que no tendré que argumentar más sobre el particular, por lo que, por los motivos expuestos solicito el acompañamiento de mis pares para la aprobación de esta declaración.