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PROYECTO DE TP


Expediente 1691-D-2015
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE LAS NEGOCIACIONES REALIZADAS CON EL OBJETO DE LOGRAR EL INGRESO DE NUESTRO PAIS AL ACUERDO ESTRATEGICO DE ASOCIACION TRANS - PACIFICO - TPP -, Y OTRAS CUESTIONES CONEXAS.
Fecha: 10/04/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 26
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional en los términos del art. 100 inciso 11 de la C.N. para que por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y demás organismos competentes en la materia, informen a esta H. Cámara de Diputados de la Nación acerca de los siguientes puntos vinculados a las negociaciones realizadas con el objeto de inscribir a nuestro país en el Acuerdo Estratégico de Asociación Trans-Pacífico (TPP) que reúne a 12 países de América Latina, América del Norte, Asia y Oceanía y otras cuestiones conexas.
1.- Establecer si desde el Poder Ejecutivo Nacional o través de nuestras representaciones diplomáticas se han iniciado tratativas tendientes a sumar a la República Argentina en el marco del Acuerdo Estratégico de Asociación Trans-Pacífico (TPP).
2.- Determinar si se ha acordado con la República Popular China obtener su aval para gestionar el ingreso argentino al TPP.
3.- Puntualizar cuáles son las perspectivas que advierte el Poder Ejecutivo Nacional respecto al Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP) y la Asociación Económica Regional Integral (RCEP) entre los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Australia, India, Nueva Zelanda, China, Japón y Corea del Sur.
4.- Precisar qué estrategias piensa adoptar el gobierno durante el año en curso en relación al aggiornamiento de la estructura jurídico-administrativa del Mercosur y de qué manera se evalúan las críticas que se le formularon a nuestro mercado común, especialmente por las autoridades uruguayas y brasileñas, en relación a: celebración de acuerdos bilaterales de los Estados miembro por fuera del régimen del Mercado Común del Sur, la pretendida autonomía de Brasil y Uruguay para negociar acuerdos comerciales de manera independiente del Mercosur, negociaciones comerciales del bloque sudamericano con la Unión Europea y el disfuncional relacionamiento comercial de los demás socios con la Argentina a raíz de políticas restrictivas adoptadas por el gobierno nacional desde hace varios años.
5.- Discernir cómo evalúa el gobierno el riesgo del "mega regionalismo" para la agroindustria argentina, ante la posibilidad cierta e inmediata de perder competitividad relativa frente a las ganancias que puedan obtener sus competidores.
6.- Establecer un balance de los acuerdos de preferencia comercial celebrados por el Mercosur con Israel, India, Egipto, Palestina y la Unión Aduanera del Sur de África.
7.- Valorar si para el gobierno nacional es un mérito o un demérito que desde hace años que entre los más grandes exportadores de carne figuren países como Brasil, India, EEUU, Nueva Zelandia, Australia, Paraguay, Uruguay, Canadá y México, como consecuencia que la Argentina con su inflexible política comercial ha bloqueado exportaciones cárnicas para mantener bajo el precio interno, objetivo que no se ha podido cumplir.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Los países competidores en la provisión de alimentos negocian condiciones de acceso a los mercados de Europa y Asia, que suman más del 70% del comercio agroindustrial; tensiones en Brasil y Uruguay por abandonar el Mercosur
El consumo de alimentos en los países asiáticos no deja de crecer en cantidad y calidad. Los demás estados también juegan; el país no está solo y menos en la producción de alimentos donde enfrenta una fuerte y creciente competencia.
Ensimismada en darle prioridad al mercado interno, si la Argentina sigue despreciando la importancia de las exportaciones y de la apertura comercial para impulsar el crecimiento económico, puede perder el tren de las negociaciones comerciales internacionales, en un contexto en el que ni sus competidores ni sus socios del Mercosur parecen estar dispuestos a seguirla.
Los principales proveedores de alimentos del mundo como EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Malasia están buscando mejores condiciones de acceso a los mercados más importantes del mundo como Japón, China e India.
Pueden citarse tres negociaciones que podrían cambiar el mapa del comercio internacional: las del Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP); un Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que reúne a 12 países de América Latina, América del Norte, Asia y Oceanía, y una Asociación Económica Regional Integral (RCEP) entre los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Australia, India, Nueva Zelanda, China, Japón y Corea del Sur.
Se calcula que el TTIP cubrirá el 50% del PBI mundial y el 30% del comercio mundial, mientras que hoy la Asociación Transpacífico representa el 40% del PBI mundial y el 33% del comercio. Con la posible adhesión de China, este último acuerdo sumará más del 44% del comercio mundial. Estas iniciativas suman algo más del 70% del comercio agroindustrial del mundo.
La estructura jurídico- administrativa del Mercosur impide actualmente a sus países realizar acuerdos por fuera del mercado común en forma independiente. Esto trae no pocas disidencias entre sus socios.
El año pasado, cuando la Confederación Nacional de Agricultura (CNA) estaba presidida por Katya Abreu -que hoy está al frente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil-, difundió el documento "Qué esperamos del próximo presidente 2015-2018", en el que la entidad gremial solicitó al nuevo gobierno nacional que "defina una estrategia de política comercial clara y objetiva que resguarde la autonomía de Brasil para negociar acuerdos comerciales de manera independiente del Mercosur".
El documento agrega: "A lo largo de la historia, el Mercosur realizó acuerdos poco ambiciosos de preferencia comercial con Israel, India, Egipto, Palestina y la Unión Aduanera del Sur de África. Considerando el comercio intra-bloque y sumando además los acuerdos del Mercosur con Colombia y Chile, todos esos mercados representan menos del 10% del comercio mundial".
Según un documento de la CNA, "las actuales divergencias comerciales y políticas entre los socios del Mercosur dificultan las negociaciones con otros países. La exclusión temporaria de Paraguay, la adhesión de Venezuela y las disputas comerciales entre Brasil y Argentina son algunos de los factores que hicieron inviables, en los últimos años, la formación de un consenso único necesario para poder negociar acuerdos extra-regionales".
A mediados de marzo, el presidente de la CNA, João Martins da Silva Júnior, solicitó nuevamente que su país implemente acuerdos comerciales bilaterales con otras naciones, de manera independiente del Mercosur, para ampliar el acceso al mercado de las exportaciones agroindustriales.
El pedido de la CNA se realizó durante una reunión con el secretario de Comercio Exterior de Bélgica, Pieter de Crem, en la ciudad de Brasilia. "Hoy el Mercosur es un impedimento para el acuerdo", dijo João Martins en referencia a las negociaciones comerciales bilaterales emprendidas por el bloque sudamericano con la Unión Europea.
En Uruguay quien fue el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, declaró también el mes pasado que su país pretende impulsar acuerdos con países de fuera de la región.
En el mundo están irrumpiendo las negociaciones comerciales de amplio alcance, ninguna de las cuales incluye -por ahora- a los países miembros del Mercosur.
Mientras tanto, en la Argentina se sigue hablando de "saldos exportables", cuotas y ROE, apunta Marcelo Regúnaga, ex secretario de Agricultura, lo que denota una visión económica que da prioridad al mercado interno por sobre el potencial exportador como motor de la inversión y del empleo. Esto, a pesar de que la Argentina -se sabe- produce alimentos para 400 millones de personas, con un potencial productivo para 650 millones.
En diálogo con el diario La Nación, la superintendente de relaciones internacionales de la CNA, Alinne Oliveira, confirmó la posición de la entidad que representa a los productores agropecuarios brasileños y dijo que por primera vez todo el sector privado, tanto el campo como la industria, está alineado en una misma propuesta. "Existe una presión muy grande para que el gobierno de Brasil avance con nuevas negociaciones comerciales. Esperamos que comiencen este año, y claramente el Mercosur no puede ser un impedimento", dijo Oliveira. El gobierno de Brasil presentara el "Plan Nacional de Exportaciones" y se espera que incluya el comienzo de negociaciones comerciales con otros países por fuera del Mercosur.
"La búsqueda de nuevos acuerdos comerciales ha sido la respuesta que encontraron las naciones como táctica para promover el crecimiento económico y generar empleos", dice el documento de la CNA presentado el año pasado.
La Unión Europea (UE-27) realizó acuerdos comerciales con 63 naciones y tiene en negociación tratados con otros 86 países más. Los EE.UU. están negociando dos mega- acuerdos: uno con la UE-27 y otro en el Acuerdo Trans-Pacífico (TPP).
En 2010, la presidente de la Nación Dra. Cristina Fernández de Kirchner relanzó en Madrid las negociaciones Mercosur-UE. Ambas partes lograron concretar sus propuestas finales para un tratado de libre comercio. Sin embargo, "falta la decisión política para que se intercambien las propuestas", dice Oliveira. Esto a pesar de que el propio Centro de Economía Internacional (CEI), que depende de la Cancillería, muestra en documentos que evalúan el impacto de negociaciones con diferentes países y bloques que el PBI de la Argentina podría crecer un 4% si se concretara esa negociación.
Los nuevos tratados de libre comercio son, sin dudas, una amenaza para países como la Argentina ya que comprenden a los principales mercados mundiales actuales y futuros por un lado, y también a los principales competidores de la Argentina, con excepción-hasta el momento- de los países del Mercosur.
El riesgo del llamado "mega regionalismo" para la agroindustria argentina es perder competitividad relativa frente a las ganancias que puedan obtener sus competidores. Quedar en una suerte de liga menor frente a jugadores de ligas superiores.
No se puede desconocer lo que sucede en las negociaciones agroindustriales a nivel mundial y su efecto sobre la Argentina, menos si se considera que hoy con todas las trabas que existen para vender al mundo las ventas externas de ese sector representan más del 50% de las exportaciones totales del país y son las responsables del superávit comercial.
Un estudio de factibilidad elaborado por el INAI analiza el impacto sobre las exportaciones agroindustriales de los países del Mercosur de una eliminación de los aranceles de la UE para las importaciones de los EEUU, combinada con una reducción de 50% de las barreras no arancelarias.
Como consecuencia de las mejores condiciones de acceso obtenidas por EE.UU., las exportaciones agroindustriales argentinas a la UE registrarían un descenso de 547 millones de dólares (-6,7%). La mayor parte de este retroceso estaría explicado por los envíos de carne bovina deshuesada fresca, refrigerada y congelada, que caerían 87% y 42% respectivamente.
Dado que la carne bovina es uno de los productos más afectados, el impacto más importante se observa en Uruguay, puesto que este producto representa una proporción importante de las exportaciones uruguayas al mercado comunitario.
¿Qué pasaría en cambio si la UE eliminara aranceles para los Miembros del Mercosur? Dado que en este escenario se consiguen mejores condiciones a expensas de los competidores, las exportaciones del Mercosur a Europa se incrementan un 21,2 por ciento.
El principal ganador en valor es Brasil, con un incremento del comercio de 4595 millones de dólares adicionales exportados, mientras que Uruguay percibe el mayor aumento porcentual: 46%. Las exportaciones de azúcar de caña y carne bovina, respectivamente, son responsables de estos crecimientos.
Los porcentajes para la Argentina y Paraguay son menores, ya que un 53% de las exportaciones argentinas corresponden a harina de soja y un 86% de las exportaciones paraguayas a porotos de soja, productos que ya cuentan con arancel cero.
Sin embargo, a pesar del menor impacto porcentual, la Argentina vería claros beneficios en el comercio con la UE, incrementándose sus ventas en 877 millones de dólares. Los cinco productos más beneficiados con estas negociaciones serian carne bovina, ajos, naranjas, arroz, limones y limas.
Sin dudas, la falsa dicotomía entre mercado interno y mercado externo continuara trayendo costos a la agroindustria en términos de pérdida relativa de mercados.
Como señalamos, todas estas negociaciones, algunas concluidas y otras que se están realizando suman algo más del 70% del comercio agroindustrial del mundo. Quedarse afuera significa pagar un alto costo (Fuente: diario La Nación, diario El País de Montevideo).
Que consecuencias se vislumbran de los acuerdos citados: -87% caída de exportaciones de carne bovina argentina deshuesada fresca a la UE si ésta eliminara los aranceles a Estados Unidos; - 6,7% caída de exportaciones argentinas a la UE en caso de que ésta eliminara los aranceles a EE.UU, 21,2% crecen las exportaciones Del Mercosur, si la UE eliminara los aranceles.
El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) fue firmado en 2005 por Brunei Darussalam, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, entrando en vigor en 2006. Es un acuerdo sui generis en por lo menos dos aspectos. Primero, es el primer Tratado de Libre Comercio (TLC) tri-continental. Segundo, el mismo vincula a cuatro economías pequeñas y abiertas con bajos niveles de comercio entre sí. Esto pone de relieve que una de las motivaciones más comunes de los países para negociar acuerdos comerciales, la eliminación de barreras arancelarias en sus principales mercados de exportación (o los más protegidos), no fue un factor clave en la decisión de negociar el TPP.
El interés por el TPP se ha multiplicado desde noviembre de 2009, cuando el presidente Barack Obama anunció que Estados Unidos (EE.UU.) negociaría con los países del TPP "con el objetivo de forjar un acuerdo regional que cuente con una amplia base de miembros y los altos estándares dignos de un acuerdo comercial del siglo 21". Las negociaciones para ampliar el TPP se iniciaron en marzo de 2010, y desde entonces ha habido siete rondas de negociación.
A este proceso se incorporaron también Japón, Australia, Perú, Vietnam, Malasia, Canadá y México llevando el número de participantes a nueve y actualmente a doce, todos ellos miembros del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC). Otros países de Asia y de América han expresado interés en eventualmente incorporarse a las negociaciones (Taiwán, Filipinas, Laos, Colombia, Costa Rica, Indonesia, Bangladesh, India).
El TPP estableció un área de libre comercio sin exclusiones de productos (excepto unos cuantos para Brunei Darussalam). Incluye además capítulos sobre comercio de servicios, compras públicas, propiedad intelectual, política de competencia y solución de controversias, entre otras materias, así como un Acuerdo de Cooperación Ambiental y un Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Laboral. Los temas de inversiones y servicios financieros inicialmente no fueron incluidos. Sin embargo, en 2008 se iniciaron negociaciones al respecto, las que posteriormente se incorporaron a las actuales negociaciones de ampliación.
El TPP busca establecer una asociación estratégica que trascienda lo comercial, incorporando también los ámbitos económico, financiero, científico, tecnológico y de cooperación. Su otra característica destacada es que tiene la meta explícita de apoyar el proceso para alcanzar el libre comercio de bienes, servicios e inversiones dentro del APEC en 2020, según lo acordado por los líderes de este foro en 1994 en Bogor, Indonesia (las llamadas Metas de Bogor). Para ello, el preámbulo del TPP afirma el compromiso de los países miembros para promover la adhesión de otras economías al acuerdo. Asimismo, el artículo 20.6 establece que tanto miembros como no miembros del APEC pueden unirse al TPP.
En los últimos años, han surgido en Asia diversas iniciativas orientadas a lograr una convergencia entre la compleja red de acuerdos comerciales preferenciales que se están desarrollando en esa región. La más conocida de estas iniciativas es el mecanismo "ASEAN + 3", en el marco del cual se viene estudiando desde 2002 la posibilidad de establecer un Área de Libre Comercio de Asia Oriental (EAFTA, por sus siglas en inglés) que comprenda a los 10 miembros de la ASEAN más China, Japón y Corea.
Aunque la materialización del EAFTA no resulta probable en el corto plazo, la posibilidad de que surja una arquitectura regional que "divida a Asia-Pacífico por el medio" es vista con gran preocupación en EE.UU. Según varios analistas estadounidenses, la creación de un bloque exclusivamente asiático, promovido y liderado por China, dejaría a EE.UU. en una situación desventajosa en la región más dinámica de la economía global, y debilitaría los fuertes vínculos de seguridad que ha mantenido con Asia Oriental desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, las autoridades de EE.UU. consideran que la expansión gradual del TPP puede ayudar a construir una "comunidad transpacífica" que contrarreste las tendencias centrípetas que se observan en Asia Oriental.
En definitiva, el TPP ha sido caracterizado por sus miembros, y por EE.UU., como un "acuerdo de alta calidad" que podría servir de modelo para la construcción gradual de un espacio transpacífico de libre comercio. Es en esta visión estratégica que reside su importancia, no en su limitado valor comercial actual. Sin embargo, esa "alta calidad" se debe en gran medida a las importantes similitudes entre los miembros actuales.
Los nuevos cinco participantes son mucho más diversos en varias dimensiones, incluyendo sus niveles de ingreso per cápita. Esto significa que incluso mantener el mismo "nivel de calidad" del actual TPP será un desafío enorme.
Además de Chile y Perú, el universo de potenciales miembros del TPP en América Latina podría, teóricamente, incluir a los otros nueve países de la región con costas en el Océano Pacífico: Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá. La importancia de Asia como socio comercial varía ampliamente entre estos países. En un extremo están Chile y Perú, importantes exportadores de productos básicos, principalmente mineros, a Asia. En el otro extremo están México y la mayoría de los países centroamericanos, excepto Costa Rica, cuyas exportaciones, mayoritariamente de productos manufacturados, están fuertemente orientadas hacia el mercado estadounidense. Para estos países, Asia es un destino de exportación marginal y además un competidor. Así por ejemplo, en 2010 el grupo de la ASEAN+3 abarcó el 46% de las exportaciones totales chilenas, un cuarto de las peruanas, un 13% de las costarricenses, un 9% de las colombianas y un 5% o menos para los otros siete países. La dispersión es mucho menor en las importaciones, con una participación del grupo ASEAN+3 que fluctuó entre 8% (Honduras) y 31% (Chile y México).
Consistentes con su orientación exportadora a Asia, Chile y Perú son los países de América Latina con el mayor número de acuerdos de libre comercio con esa región. Chile tiene acuerdos vigentes con China, Japón, Corea y todos los miembros del TPP, excepto Malasia (con el que suscribió uno a fines de 2010) y Vietnam (con el que recientemente concluyó negociaciones para un acuerdo bilateral). Perú tiene acuerdos de libre comercio vigentes con China, EE.UU., Chile y Singapur, y ha firmado recientemente sendos acuerdos con Corea y Japón. Así, el TPP en su configuración actual ofrece a ambos países muy poco acceso a nuevos mercados. Dichas ganancias también serían pequeñas para los demás países de la costa pacífica latinoamericana si éstos se unieran al TPP, debido a que casi todos ellos ya tienen acuerdos de libre comercio con los EE.UU. (su principal mercado de exportación) y exportan relativamente poco a Asia.
Dado lo anterior, el atractivo del TPP desde un punto de vista de acceso al mercado depende de la incorporación de nuevos miembros (principalmente asiáticos). Al respecto, Corea y Japón han expresado su interés en este proceso. Si el TLC entre Estados Unidos y Corea es aprobado por el Congreso de los EE.UU. en 2011, Corea podría unirse a las negociaciones del TPP en algún momento de 2012. El gobierno de Japón, por su parte, había afirmado que en junio de 2011 tomaría una decisión sobre su ingreso al TPP.
Sin embargo, tras el terremoto y tsunami que afectó al país en marzo pasado, la decisión fue postergada para finales de este año. Además, recientes informes de prensa sugieren que la voluntad del gobierno japonés de confrontar a su influyente sector agrícola - algo que EE.UU. considera indispensable para la participación japonesa en el TPP - se ha reducido últimamente. Aun así, ni con la incorporación de Japón y Corea al TPP las ganancias en acceso al mercado para Chile y Perú se incrementarían substancialmente ya que ambos cuentan, o tendrán pronto, acuerdos comerciales vigentes con esos países.
Es claro que las ganancias potenciales del TPP no se limitan a la eliminación de aranceles. Éste ofrece también, al menos teóricamente, la posibilidad de establecer un conjunto único de disposiciones rectoras del comercio entre sus miembros, contribuyendo así a reducir los costos de transacción derivados de los más de quince acuerdos que actualmente los vinculan. Un claro ejemplo son las reglas de origen (RO). Un acuerdo entre los nueve países en principio permitiría contar con un conjunto armonizado de RO en lugar de la actual multiplicidad de regímenes, simplificando las decisiones empresariales de producción.
Un TPP ampliado también podría aumentar la gama de insumos extranjeros que los productores de cada país miembro podrían incorporar a sus exportaciones, sin por ello perder acceso a las preferencias arancelarias. Ello sería factible si los insumos originarios de cualquier miembro del TPP fuesen tratados como originarios del país exportador del bien final, un concepto conocido como acumulación de origen.
La medida en que estos y otros potenciales beneficios efectivamente se materialicen dependerá en gran medida de la relación entre un TPP ampliado y los acuerdos existentes entre sus miembros. Sin embargo, tras más de un año de negociaciones, las decisiones sobre este tema han sido reiteradamente postergadas. Por ejemplo, EE.UU. ha presentado bilateralmente sus ofertas de acceso al mercado, y sólo a aquellos países con los que no tiene TLC en vigor.
Los EE.UU. todavía no han planteado su visión sobre cómo los miembros del TPP se moverían desde ese contexto a un esquema plurilateral. Al mismo tiempo, ha presentado propuestas sobre una amplia gama de temas que se aplicarían a todos los miembros del TPP, incluso superando los compromisos de los actuales TLC bilaterales. Así, parece estar emergiendo una arquitectura híbrida: bilateral para el acceso al mercado, y plurilateral para las disciplinas. La forma en que se resuelva este asunto determinará si el TPP ampliado será un verdadero acuerdo regional que ayude a "desenredar la maraña" de acuerdos preferenciales en Asia-Pacífico.
El principal impulsor de la ampliación del TPP, los EE.UU., aún no ha definido completamente su posición sobre varios aspectos de la negociación. Diversos grupos, incluyendo coaliciones empresariales, ONG y los propios partidos Demócrata y Republicano, están examinando de cerca el proceso del TPP y presionando en distintas direcciones. Esta situación es en parte una consecuencia de la expectativa de que el TPP establecerá el estándar para las futuras negociaciones comerciales de EE.UU. en una era "post modelo TLCAN". Satisfacer todas estas demandas, frecuentemente contradictorias entre sí, será todo un desafío para la administración Obama. Así lo demuestran los debates en curso para definir la posición estadounidense en inversión, propiedad intelectual y normas laborales y ambientales.
Los participantes del TPP parecen haber decidido ya - al menos implícitamente - que los acuerdos existentes entre ellos permanecerán en vigor, coexistiendo con un TPP ampliado. Sin embargo, es muy probable que este último incluya disposiciones que implicarán una reapertura de los acuerdos existentes en varias áreas. Esta situación, según el país y el tema, puede representar una oportunidad o una amenaza.
Grupos empresariales estadounidenses han planteado que el nuevo TPP debe establecer un nuevo y más alto estándar de protección de los derechos de propiedad intelectual, aumentando los niveles de protección acordados en anteriores TLC bilaterales de los EE.UU., que ya exceden en varios aspectos a los del Acuerdo ADPIC de la OMC. La protección de la propiedad intelectual es un área en constante expansión en una economía mundial que es cada vez más impulsada por la tecnología y el conocimiento. Existe, entonces, un amplio margen para que los EE.UU. usen el TPP para presionar a los países de América Latina - y otros participantes- a adoptar nuevos compromisos más estrictos al respecto.
En cuanto a la inversión, aparentemente los EE.UU. mantienen su tradicional línea dura sobre los controles de capital. Eventuales intentos de restringir la limitada flexibilidad que Chile y Perú aseguraron en sus TLC bilaterales con los EE.UU. para aplicar temporalmente controles de capital podrían resultar problemáticos, no sólo para estos países, sino también para otros como Malasia, que frecuentemente ha empleado dichos controles. Los miembros en desarrollo del TPP pueden mostrarse especialmente reacios a aceptar restricciones a su capacidad de aplicar estos controles dados la reciente crisis financiera mundial y las grandes entradas de capital que actualmente están viviendo estas economías. Estos flujos, frecuentemente de corto plazo, impulsan la apreciación real de las monedas de los países en desarrollo, reduciendo la competitividad de sus exportaciones.
Otras áreas en las que los EE.UU. pueden plantear nuevas demandas son los estándares laborales y ambientales. Aunque la mayoría republicana en el Congreso estadounidense no tiene mayor interés en ello, la administración Obama tendrá que ofrecer resultados en ese frente para ganar el apoyo al TPP dentro de su propio Partido Demócrata.
Aunque los socios de EE.UU. en el TPP son economías relativamente pequeñas, la liberalización del comercio con ellos no va a ser necesariamente fácil. Aparte de la probable renuencia de los EE.UU. a abrir completamente su mercado en sectores como lácteos, azúcar, textiles y vestuario, es prácticamente un hecho que tampoco estarán dispuestos a poner sobre la mesa sus subsidios agrícolas y prácticas antidumping. Ambos son temas de gran interés para los países en desarrollo, pero que los EE.UU. hasta ahora sólo han estado dispuestos a tratar en la OMC. Esto podría terminar ofreciendo una justificación para que otros socios del TPP busquen excluir sus propios productos y sectores sensibles, disminuyendo el valor del resultado final.
Las negociaciones del "TPP 2.0" han atraído un considerable interés internacional. Existen varias razones para ello, incluyendo el dinamismo económico de la región de Asia Pacífico, el desarrollo de numerosas iniciativas de integración económica en esa zona, las inciertas perspectivas de la Ronda de Doha y la importancia estratégica que la administración Obama le asigna al proyecto de TPP.
Sin embargo, también son varios los elementos de incertidumbre que acompañan este proceso. Todavía no se presentan propuestas completas y formales en varias de las áreas más controvertidas, y ningún proyecto de texto se ha hecho público aún. Tampoco se han tomado varias decisiones clave, incluidas las referentes a la arquitectura del futuro acuerdo,
su cobertura temática y la lista definitiva de participantes. Ya se reconoce que las negociaciones no concluirán en el plazo originalmente planteado de noviembre de 2011, cuando EE.UU. sea el anfitrión de los líderes del APEC en Hawai.
Dado lo anterior, es muy difícil evaluar hoy con precisión lo que el proceso del TPP ofrece a los países de América Latina. Lo que está claro es que, dado el actual universo de participantes, las ganancias de acceso a nuevos mercados serían muy escasas para Chile y Perú. Sin embargo, una evaluación completa dependerá de varios factores, entre ellos: i) si se les permitirá a otros países latinoamericanos potencialmente interesados sumarse a las negociaciones, y si es así, cuándo y en qué términos; ii) cuáles otros países, especialmente asiáticos, se unirían a las negociaciones; y iii) cómo se relacionará un TPP ampliado con los TLC que los países de América Latina ya tienen vigentes con otros participantes de este proceso. Sobre este último punto, una cuestión particularmente importante es si, y en qué medida, el "nuevo TPP" implicará la renegociación de los actuales compromisos en áreas sensibles de política pública como propiedad intelectual, inversiones, y normas laborales y ambientales.
Para América Latina es indispensable estrechar los vínculos con Asia debido a su papel clave en la producción, el comercio, la inversión y las finanzas mundiales. Hacerlo mediante un acuerdo con un amplio número de miembros, y cuya agenda no se limite al comercio sino que también tenga un fuerte componente de cooperación, parece en principio una opción más atractiva que la negociación de acuerdos comerciales bilaterales con cada socio asiático.
El TPP tiene el potencial de convertirse en ese instrumento, y de contribuir significativamente a la "multilateralización del regionalismo" en Asia-Pacífico. Sin embargo, está por verse hasta qué punto se materializará dicho potencial. Un desafío particular será gestionar la gran diversidad de los socios del TPP. Para ello, será necesario evitar la extrema armonización regulatoria, que no es políticamente viable ni deseable desde una perspectiva de desarrollo. También se requerirá construir un marco sólido para la cooperación económica con el objetivo, entre otros, de incrementar las capacidades institucionales de los socios menos desarrollados del TPP para gradualmente asumir compromisos más exigentes.
Considerando los grandes desafíos que enfrenta el proceso del TPP, y el tamaño relativamente pequeño de los otros socios, los EE.UU. naturalmente deben ejercer un liderazgo positivo. Sin embargo, un acuerdo que parezca sesgado hacia los intereses de EE.UU. - tanto ofensivos como defensivos - sería difícil de "vender" internamente en los demás socios. Particularmente para los países asiáticos, mientras menor sea la percepción de que el TPP puede acomodar las sensibilidades y necesidades de los países en desarrollo, más atractivos resultarán los procesos alternativos centrados en la ASEAN, los cuales se perciben como menos demandantes.
Por último, parece claro que el interés de EE.UU. en la ampliación del TPP es por lo menos tan defensivo - construir un contrapeso a un bloque puramente asiático - como ofensivo - avanzar gradualmente hacia un espacio de libre comercio transpacífico- .
Los países de América Latina que participan en las negociaciones de TPP, o que están considerando unirse a ellas, deben estar plenamente conscientes del trasfondo estratégico de este proceso, donde la región juega un papel relativamente menor. Dentro de este contexto, deben decidir pragmáticamente sobre su participación y posicionamiento en las negociaciones, según sus propios intereses nacionales (Fuente: Sebastián Herreros, International Centre for Trade and Sustainable Development).
El avance en las conversaciones Transpacíficas continuaron durante la 14.a ronda de negociaciones que tuvo lugar en Leesburg, Estados Unidos del 6 al 15 de setiembre de 2012. En noviembre se llevó a cabo una reunión intermedia de negociación. La 15.a ronda se realizó del 03 al 12 de diciembre de 2012, en Auckland, Nueva Zelanda. La 16.aronda de negociaciones se realizó en Singapur del 04 al 13 de marzo de 2013. En abril, en Surabaya, Indonesia, los ministros de comercio de los países miembros del TPP se reunieron para definir líneas de acción sobre cuestiones pendientes para la conclusión de las negociaciones y la entrada de Japón al acuerdo.
El 24 de abril de 2013, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) anunció que la Administración de EE.UU. notificó al Congreso su intención de incluir a Japón en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
La decimoseptima ronda de negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) se realizó en Lima, Perú del 15 al 24 de mayo de 2013. La decimoctava ronda de negociaciones se llevó a cabo en Malasia, del 15 al 25 de julio. La decimonovena ronda de negociaciones tuvo lugar en Bandar Seri Begawan, Brunei Darussalam del 22 al 30 de agosto 2013. Los Ministros de Comercio de los países que negocian el TPP se reunieron para seguir avanzando en las negociaciones del 3 al 4 de octubre de 2013, en Bali, Indonesia. Los Ministros y Jefes de Delegación de los países que negocian el TPP se reunieron en Singapur, del 07 al 10 de diciembre 2013. Adicionalmente, los Ministros de Comercio Exterior se reunieron en Singapur en dos ocasiones: del 17 al 25 de febrero y del 10 al 20 de mayo de 2014. Una nueva reunión de los grupos técnicos del TPP se realizó entre el 1º y el 10 de setiembre de 2014, en Hanoi, Vietnam. Los ministros de comercio de los países miembros del TPP se reunieron, en Sidney, Australia, el 25 de octubre de 2014, y en Beijing, China, en noviembre de 2014, respectivamente. Entre el 7 y 12 de diciembre los jefes negociadores del TPP se reunieron en Washington, D.C
Por ello, este pedido de informes busca conocer negociaciones en curso o provocar que se inicien, dado que mantenernos obcecados, intransigentes, como en la actual situación de quietismo, sólo provocará pérdida de mercados, oportunidad de exportar productos argentinos, mayores ingresos en moneda constante y déficit en la balanza comercial de pagos.
Finalmente debo precisar un concepto, ínsito en toda esta exposición de motivos o fundamentos de la presente iniciativa: sabemos que el mercado interno sólido y ancho es esencial para el bienestar del pueblo argentino porque ese mercado interno implica alta capacidad de consumo. También somos plenamente conscientes que la prosperidad del pueblo argentino se sustenta complementariamente en un cada vez mayor mercado externo para la exportación de nuestro trabajo, gradualmente con más valor añadido.
Por consiguiente, rechazamos el falso dilema mercado interno vs. Exportaciones y afirmamos el concepto de mercado interno fuerte más mercado de exportación cada vez más amplio.
Pido el acompañamiento de mis pares a fin de aprobar la presente iniciativa.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ASSEFF, ALBERTO BUENOS AIRES UNIR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia)