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PROYECTO DE TP


Expediente 1623-D-2008
Sumario: RENDIR HOMENAJE A DON JAIME DE NEVARES AL CONMEMORARSE EL 13 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO EL DIA 19 DE MAYO DE 2008.
Fecha: 22/04/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 29
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


Rendir homenaje a Don Jaime de Nevares, al conmemorarse el 13° aniversario de su fallecimiento, el 19 de mayo de 2008.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El 19 de junio se cumplen trece años de la muerte de Don Jaime de Nevares, obispo de la Diócesis de Neuquen desde 1961 hasta 1991, convencional constituyente de la Nación y por sobre todo militante de la ética y la justicia, infatigable luchador en la causa de los Derechos Humanos, enemigo inclaudicable de las dictaduras militares. Es por ello que solicito que esta Cámara rinda un sincero homenaje en su memoria.
El deseo de rendir homenaje se contrapone con un sentimiento de impotencia para resumir en palabras una trayectoria que impresiona por su constante evolución y crecimiento al calor del contacto con la gente. Creo que lo mejor entonces es contar su vida que constituye en sí misma su mejor semblanza y una lección de coraje y humildad de quien habiendo nacido teniéndolo casi todo, eligió ser un militante de la resistencia ética y de la justicia.
Don Jaime, así era llamado por todos, había nacido en Buenos Aires, el 29 de enero de 1915, en el seno de una familia patricia. Realizó sus estudios primarios y secundarios junto a los maristas y se recibió de abogado con medalla de oro en la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1942. Sensible quizás al recuerdo de su padre, que había muerto cuando era un niño, y fuera un prestigioso abogado responsable de uno de los estudios jurídicos más importantes de esta ciudad. Fue en ese mismo estudio donde el doctor De Nevares hijo comenzó a ejercer su profesión teniendo como firme propósito ser un fiel defensor de la ley. Su condición de abogado antes de ser sacerdote habría de formarlo intelectualmente para más tarde ser un apasionado e inteligente luchador por la Justicia.
Pero al poco tiempo de ejercer como abogado, el joven Jaime descubriría sin sorprenderse ni sorprender a nadie que su vocación tenía una dimensión social mucho más amplia que los límites que le imponía una profesión liberal. Hombre formado en el marco de una profunda fe cristiana, hizo de tales valores un estilo de vida que se traducía en un compromiso cotidiano, y así, a los 26 años, decidió ser misionero para poder defender a todos y no sólo a los que pueden llegar a un estudio jurídico en busca de soluciones a sus problemas. El doctor Jaime Francisco de Nevares parte entonces rumbo a Fortín Mercedes para ingresar al Seminario Salesiano y es allí precisamente cuando comienza su viaje al sur; su incansable e interminable recorrido por los caminos de la Patagonia argentina.
Diez años más tarde, ya era cura salesiano y en 1961 el Papa Juan XXIII lo designa como primer obispo de la Diócesis de Neuquen. Allí regirá los destinos de esa diócesis hasta cumplir los 75 años en 1991, fecha en la que renuncia pues así lo dispone la Iglesia Católica como edad límite para los obispos titulares.
Al poco tiempo de llegar a Neuquen, comenzó a recorrer el interior de la provincia y los barrios de la capital para conocer al pueblo que habría de esculpir su nuevo perfil, el de cura gaucho que vive en profundidad sencilla y generosidad comprometida por una clara opción por los más pobres y marginados de la sociedad. Detrás de cada kilómetro recorrido, se va desdibujando más la clásica figura del obispo de solemnes hábitos y bendiciones rutinarias. La sotana negra de ribetes morados que llevó de Buenos Aires comienza a sufrir las huellas de los viajes de a caballo y a impregnarse de la inefable tierra neuquina y al poco tiempo adopta un curioso guardapolvo beige para protegerla. Los episcopales zapatos negros son reemplazados por botines que puedan soportar las largas caminatas del pastor que deseaba llegar hasta el último de los ranchitos donde sobrevivían dos o tres familias mapuches ignoradas por el progreso oficial.
El acartonado ceremonial de la Iglesia tradicional era en esas ocasiones sustituido por el vino y las empanadas compartidas con los paisanos, con los crianceros, con los mapuches junto a los que reflexionaba acerca del camino a seguir para encontrar un destino más digno. Pero no sólo de hábito mudaba el monje...también cambiaba autoridad por vocación de servicio y el interlocutor atento reemplazaba al predicador solitario.
Cada una de sus obras estaba teñida por su particular estilo cristiano. Así nacieron y crecieron plenas de compromiso y solidaridad, las cooperativas mapuches, el club de los soldados y el de los lustrabotas, la pastoral indígena, la pastoral carcelaria, las hermanitas de los pobres, los comedores infantiles, la pastoral de migraciones, la escuela para trabajadores que llamó San José Obrero y tantas otras.
En Neuquen, Don Jaime se dio el lujo de saltar definitivamente las fronteras de su condición social y asumirse como pastor de los desposeídos, como el padre comprensivo y luchador de los que sufrían cualquier tipo de marginación e injusticia sin ejercer ningún tipo de discriminación ideológica o religiosa. Y lo hacía saber diciendo "...tengo otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir".
En 1969/70 ocurrió un hecho que habría de marcarlo para siempre, la huelga del Chocón. A partir de aquella primera vez en que monseñor Jaime Francisco de Nevares bajó hasta las barricadas obreras para mediar en la resolución del conflicto de los obreros de la construcción, emprendería un camino en el que ya nada sería como antes. En esas barricadas fue nuevamente bautizado, esta vez como "compañero Jaime". "Entonces usaba sotana todavía...", bromeaba Don Jaime cuando recordaba aquella gesta obrera y agregaba: "caí como un chorlito...pero ya quedé montado en el potro...". El cura que había llegado como mediador terminó jugándose al lado de los trabajadores y enfrentado con el poder de los burócratas sindicales y con el de los militares. Cuando se perdió la huelga y Don Jaime fuera invitado por las autoridades a bendecir la capilla del Chocón, se negó a hacerlo hasta que no reintegraran a sus puestos de trabajo a los obreros que habían sido despedidos en represalia por su participación y se acabaran las persecuciones. Ello le valió no pocas críticas y a veces hasta la incomprensión de la Iglesia, pero al mismo tiempo una creciente adhesión popular.
Luego de aquellos acontecimientos, nadie más se asombró al verlo aparecer en los escenarios más riesgosos ni en los lugares más conflictivos, siempre empujado por su compromiso con la Verdad y la Justicia. Así, fue pasando de la contemplación a la acción, de la reflexión a una decisiva inserción en los acontecimientos que disparaba la historia, del consuelo fácil a la participación, del latín a la Biblia latinoamericana...
Durante el gobierno de ipso de 1971, el obispo y los sacerdotes del Neuquen emiten un comunicado en el que expresan que "estaremos presentes junto al pueblo y apoyaremos toda iniciativa que se dirija al bien de todos. Pero estaremos ausentes de los lugares de privilegio que insinúen una adhesión a una situación que no refleja el sentir del pueblo por ejemplo, de los palcos de los actos oficiales...". Al mismo tiempo, subtitulaba la Misa de Pascua como Misa por la Justicia que era rezada en una plaza abierta y con la asistencia de más de 10.000 personas. Celebra asimismo la Misa de Pascua en la cárcel local, donde se alojaban muchos presos políticos y lee un comunicado en el que denuncia "la detención de personas prolongada indefinidamente, sin forma de juicio alguno, es decir sin posibilidad de defensa alguna". Un par de meses más tarde, al volver a visitar a los presos, no le fue permitido el ingreso.
Fiel a sus principios, no concebía su misión de cristiano, de sacerdote y obispo, sin una opción fundamental en defensa de los derechos de todo el hombre y de todos los hombres. Por esta razón fue un valiente e incasable luchador contra las dictaduras militares, especialmente contra la dictadura genocida de 1976 a 1983.
Desde 1975 participó activamente como miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y en muchas otras organizaciones de derechos humanos. Tres meses después del golpe militar de 1976 le envía una carta al comandante de la VI Brigada, en la que le dice "...no podemos silenciar los hechos, cuya existencia está fuera de duda, que se repiten con frecuencia y en los cuales no se puede alegar error justificable" y comenzaría a denunciar las atrocidades del régimen militar en cada sermón y en cada oportunidad que se le presentara. Ese mismo año viaja Videla a Neuquen y la Iglesia neuquina encabezada por su obispo estuvo ausente en el palco oficial.
En cada sermón, en cada oportunidad que tenía insistía en expresar "si callamos, somos cómplices". Esta frase pasó a ser una consigna que Don Jaime no se cansaba de repetir frente a quien sea. "Hay que hablar, no hay que tener miedo. El peor miedo, es tener miedo", repetía... "Hay que estar con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo", insistía.
En ese entonces pasaba noches y noches sin dormir. Más que a menudo, alguien golpeaba las puertas de la catedral neuquina buscando ayuda o protección. No fueron pocas las vidas que salvó valiéndose de su jerarquía eclesiástica o cuando de manera decidida e implacable exigía explicaciones a los militares o denunciaba desde Neuquen el asesinato de monseñor Angelelli. Pese a la demanda de tiempo que le exigía esta tarea, no abandonó a las comunidades del interior a quienes seguía visitando y llevando su mensaje; hablando de las pequeñas virtudes: la franqueza, la solidaridad, la honestidad, la fraternidad.... Parecía una voz anacrónica cuando el cinismo se había erigido en categoría política.
El obispo rojo, el cura comunista eran los motes que emanaban desde el poder militar. Polémico, atrajo las iras y la incomprensión de ellos. Sufrió amenazas, por suerte incumplidas, y si no lo mataron fue porque le tuvieron miedo, porque sabían de la real adhesión que suscitaba. Detrás de él había un pueblo que lo amaba y que lo cuidaba.
Cuando por fin llegó la democracia, fue convocado por las autoridades nacionales para participar de la CONADEP y, con la misma pasión y entrega de siempre, trabajó de manera incansable escuchando los macabros testimonios de los sobrevivientes del terrorismo de Estado con la esperanza de condenar "a quienes eran omnipotentes hasta aquí".
El Punto Final, la Obediencia Debida lo sumieron en una profunda amargura: "No puede ser que diez años de crímenes se borren, ni que haya una ley ni que hayan todas las leyes y decretos del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo... No borrarán nada, porque no se borra de la memoria, ni se borra del cuerpo social del país que lo ha sufrido en carne propia...". El indulto lo sorprenderá internado a causa del cáncer que se había evidenciado nuevamente. Con una indignación superior al sentimiento que sentía su cuerpo, desde su lecho emitió un duro comunicado, respondiendo al llamado a la reconciliación nacional que hacía el gobierno, manifestando que la paz y la calma sólo volverían cuando se hiciera Justicia.
A pesar de haberse retirado como obispo titular en 1991, sigue siendo referente fundamental de la provincia tanto en lo religioso como en lo social, especialmente para los sectores populares.
También su figura sigue siendo referencia a nivel nacional cuando en 1993 es elegido constituyente para la Reforma de la Constitución Nacional por la provincia de Neuquén. Esa vieja manía suya de pensar de manera independiente y que lo llevara a ser un crítico del autoritarismo y de la arbitrariedad, lo llevó a renunciar al cargo de convencional. En el texto de su despedida vaticinaba: "...No puedo dejar de expresar mi alarma, ante la desmesurada extensión de los poderes presidenciales, que hacen muy tenue la ya tenue división de poderes...".
El 1° de abril de 1995, en plena campaña electoral, tuve la oportunidad de visitarlo junto a los candidatos presidenciales del FREPASO, 18 días antes de su muerte, en su lecho de enfermo, y nos dijo: "...Muchachos, hay que hablar claro y sencillo, la gente está muy confundida".
Haberlo conocido, haber compartido la arena política con él, no es un privilegio, es una responsabilidad.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
MASSEI, OSCAR NEUQUEN FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia)
Trámite
Cámara Movimiento Fecha Resultado
Diputados MOCION SOBRE TABLAS (PLAN DE LABOR) (AFIRMATIVA) 21/05/2008
Diputados CONSIDERACION Y APROBACION 21/05/2008 APROBADO