La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional, a través de los Ministerios de Desarrollo Social, de Trabajo y del Interior, se informe si es cierto que, en su conjunto y con sus distintas denominaciones, los diversos planes asistenciales abarcan a más de cinco millones (5.000.000) de personas; Asimismo se informe la cantidad de beneficiarios que efectivamente realizan una contraprestación laboral y cuántos reciben entrenamiento y preparación para su reinserción en la actividad privada. Igualmente se informe si esos 5 millones de beneficiarios incluyen a los que poseen subsidios provenientes de las provincias y los municipios; en caso de que la respuesta sea negativa, se solicita se cuantifique el total de beneficiarios que perciben asistencia de las provincias y municipios. Finalmente, se informe si el criterio del Poder Ejecutivo Nacional es que en el breve plazo los asistidos dispongan de un trabajo digno o, por el contrario, se prevé mantener el actual sistema sine die.

Señor presidente:

Un modelo de inclusión social debe ser un modelo de cultura del trabajo. Sin embargo, por lo que sabemos - a partir de informaciones de la prensa y de otras fuentes de investigación -, lejos de haberse incrementado últimamente la actividad privada y la creación de empleo independiente del Estado - sea Nacional, Provinciales o Municipales -, el nivel o índice de ocupación en el sector privado se halla estacando, sobre todo a partir de 2012, con tendencia a una leve disminución. Esto dicho sin tener en cuenta las encuestas más recientes que podrían configurar un cuadro de decrecimiento más acentuado en virtud de la escalada inflacionaria que, como nadie refuta, es destructora de empleo genuino.

Un sistema económico que sostiene la ocupación mediante la asistencia estatal contiene una intrínseca fragilidad. Es una economía débil, sobre todo en materia de producción de bienes transables, esos que generan ingresos de moneda fuerte, comúnmente llamada divisas, que posibilitan un despliegue y desenvolvimiento ascendente de la actividad.

Ahora bien, si a esa labilidad de la economía se le aduna que gran parte de los 5 millones de asistidos no contra prestan actividad laboral, el panorama y la perspectiva se ennegrecen. En efecto, la grandeza y la fortaleza de una economía - y de la Nación entera - se sustenta sobre la columna vertebral incuestionable: el trabajo. La cultura del trabajo.

Si hay asistencia, pero no hay trabajo, el cuadro es sombrío con pronóstico peor que reservado.

Este Pedido de Informes no se endereza hacia que los necesitados pierdan los subsidios, sino a que estos compatriotas marginados retornen a la dignidad humana cabal, esa que sólo brinda el trabajo. Es pensando en esos 5 millones y en sus descendientes que queremos que el Estado Nacional - y las demás jurisdicciones - entiendan de una vez para siempre que asistir sin dignidad es hundir aún más a los marginados y, en contraste, asistir con la exigencia de trabajar y/o con el reentrenamiento para retornar al mundo del trabajo, es dignificar a las personas, esto es la suprema obra de un gobierno noble.

Por lo expuesto, solicito el respaldo de la Cámara para este Pedido de Informes.