La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación la labor de la entidad civil BENJAMINOS- ASOCIACIÓN CIVIL, de la ciudad de Córdoba, por su aporte al enseñar a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad social a tocar el violín.

Señor presidente:

La Asociación Civil BENJAMINOS ha generado el nacimiento de un sueño de un grupo de padres y vecinos de Villa La Tela en la ciudad de Córdoba, con el objetivo principal del desarrollo integral de niños y adolescentes vulnerables ofreciéndoles aprender a tocar el violín.

Esta idea comenzó a formarse cuando un grupo de personas que trabaja en el vecindario desde el año 2009 - aunque alguno de sus miembros colabora desde el 2003, después de que un tornado azotara y destruyera parte de la villa - con la convicción de ofrecerles una oportunidad a los jóvenes de aprender a tocar un instrumento musical e intentar la no elección de la calle.

Cinco años atrás, la asociación civil y un grupo de vecinos realizaron un censo en el asentamiento para identificar las necesidades y expectativas de sus habitantes. Entre otras cosas, se les preguntó a los chicos qué les gustaría hacer. La mayoría, deportes. Un porcentaje pequeño habló de la música.

Todo ese tiempo tardaron en encontrar benefactores para comprar seis violines. El año pasado recaudaron unos 14 mil pesos (gracias a la donación de legisladores del Frente Cívico y de particulares), consiguieron que Pedro Aballay, estudiante y profesor de violín, coordinara los ensayos semanales y que los chicos y sus padres se interesaran. No había requisitos más que medir 1,20 de estatura y "tener brazos largos", para poder usar los violines enteros, de medida estándar para adultos.

Comenzaron en mayo; siete meses después, dieron un concierto de Navidad en la Basílica de la Merced. Y anhelan montar un megaconcierto este año, en el corazón de la villa.

En un principio muchos creían que el proyecto no iba a prosperar, pero luego la realidad los sorprendió. Los chicos no sólo aprendieron a tocar el violín sino que formaron un grupo de amigos y mejoraron su rendimiento en la escuela.

En realidad, la única devolución que tenían que hacer era garantizar una buena libreta, concurrir a los ensayos y comprometerse con la asistencia.

Cada semana, uno de los chicos oficiaba de "director": se encargaba de convocar al resto y asegurarse de que nadie faltara. Ensayaban dos veces a la semana en el barrio y los sábados en un local del Centro, un lugar que muchos nunca habrían conocido.

"Queremos conseguir este año un chello y tres violas para poder formar una pequeña orquesta de cuerdas", apunta Walter Díaz, que sueña con replicar esta experiencia en otras 10 villas de Córdoba, en lo que daría en llamar "100 Violines para mi Villa". La victoria más importante, a juzgar por la opinión de los padres, es que los chicos sienten que pueden lograr esto, y más. "Ayuda a que progresen y se sientan protagonistas".

Para los papás, el mundo se hizo más amplio. A algunos, la experiencia hasta les cambió la mirada sobre sus propios hijos. "Es un orgullo. Creo que pueden tener un porvenir", se entusiasma una de las mamás.

Por todo lo expuesto solicito a mis pares, tengan a bien acompañar el presente proyecto de Resolución.