La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Manifestar su consternación y hondo pesar por el fallecimiento de, Don Arturo Peña Lillo, "El librero de la patria", nacido en Chile, editor en la Argentina.-

Señor presidente:

Para los militantes de la generación del setenta será siempre "el editor". El que los acercó a la obra de Don Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Puiggrós, José María Rosa, Fermín Chávez , Jorge Abelardo Ramos, Ernesto Palacio, ( de quien editó su libro " La historia de Argentina") y de tantos otros exponentes del pensamiento "nacional" que no encontraban fácil cabida en un mundo editorial argentino.

Nacido el 30 de agosto de 1917 en Valparaíso, a los 2 años se mudó con su familia a la Argentina. En 1940, como maquinista de los talleres gráficos de L. J. Rosso, comenzó la actividad sindical que continuaría durante su vida.

Comenzó a editar junto a Vicente Del Giudice en 1947. Sus primeros títulos fueron Instrucciones del estanciero , de José Hernández, y El idioma de los argentinos, por el cual Jorge Luis Borges cobró su primer dinero por derechos de autor.

Además de la vasta tarea desplegada en el sello que lleva su nombre, fue coeditor de algunas revistas como "Quehacer nacional" y, "Cuestionario", que dirigió Rodolfo Terragno. También escribió dos libros autobiográficos, "Encantador de serpientes" y "Memorias de papel", donde recoge anécdotas de los notables intelectuales que frecuentó, en una parábola que inició hace más de sesenta años como obrero gráfico.

En una entrevista, Peña Lillo manifiesta, respecto de su vocación, "Yo sentí la necesidad que tenía el país de esclarecer la situación nacional de un momento -fines de la década del '50- en el que los medios de comunicación se burlaban de los trabajadores, mientras la policía perseguía y encarcelaba. Y los militares fusilaban. Buena parte de Argentina había sido silenciada, mientras un grupo exquisito de formadores de opinión dividía al país y callaba a los descamisados, que habían luchado contra el sistema liberal burgués",. "Nunca fui afiliado a ningún partido y, sin embargo, siempre me sentí militante. Expresaba mi militancia a través de la editorial, cuyo objetivo fue el de sistematizar el pensamiento nacional y popular disperso. Fue sencillamente lo que hice, y lo hice con mucho fervor. Muy poco sé de administración de empresas... mi único objetivo era sacar todos los días un libro, costara lo que costara. No me importaba. Es el reconocimiento que me justifica seguir viviendo."

Por los fundamentos antes expuestos solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de resolución.-