La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más profundo pesar por la muerte del presidente de la República Bolivariana de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías.

Señor presidente:

Hace pocas horas, en la tarde del martes 5 de marzo, recibimos la noticia que no estábamos esperando: el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el compañero Hugo Rafael Chávez Frías, había muerto como consecuencia de un cáncer que quebrantaba su salud hace casi dos años. Rendir nuestro homenaje no es sólo una necesidad particular de quienes compartimos ideológicamente su lucha política, sino un deber nacional por su inigualable aporte a la autodeterminación de nuestro país.

Indiscutible impulsor de la unidad latinoamericana, Chávez fue indispensable en la reconstrucción social y política de la Argentina luego de la desbastadora crisis de 2001. Como principal gestor de la unidad latinoamericana y de la fortaleza de los acuerdos políticos y comerciales comunes en los países periféricos del centro y sur de América, debemos rendir homenaje a un hombre que dejó de ser sólo venezolano, que luchó para que exista una nación latinoamericana.

Con la creación del Movimiento Bolivariano Revolucionario logró encarar un proceso de cambio que encarnó desde 1998 y apuntó a democratizar y redistribuir el ingreso petrolero de Venezuela. Desde que Chávez llegó a la presidencia, el PBI per cápita de su país aumentó un 54% (de 8040 dólares a 12.430) una cifra que sería sólo un reflejo de la exitosa gestión económica que puede ser empujada por el alto precio del barril de petróleo como uno de los commodities de mayor impacto y crecimiento, pero el punto central es qué se logró con esa ganancia. Cuando Chávez triunfó en sus primeras elecciones, la mitad de los venezolanos y venezolanas estaban bajo el nivel de pobreza, cinco de cada diez eran pobres y el desempleo rosaba el 15%; en una década ese número se redujo hasta el 7,59% y el gasto en salud per persona casi se cuadruplicó (de U$S 175,5 en 1998 a U$S 663,4 en 2010), los pobres pasaron a ser tres de cada diez, pero lo más importante es que esa pobreza ya no sufría hambre y podía ir a la escuela. Los planes de educación, salud y vivienda extendieron la calidad de vida de millones.

Por todo su legado, señor presidente, creemos que esta Honorable Cámara debe rendir su homenaje expresando su pesar en un fuerte abrazo al pueblo venezolano como clara señal de hermandad.