La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo, a través de los organismos que correspondan, invite a la República Oriental del Uruguay a conformar una Comisión Binacional de Expertos en el área ambiental y celulósico-papelera, a efectos que revisen los proyectos de las 2 plantas celulósicas en construcción en dicho país, y certifiquen la presencia en los mismos de todos los elementos de proceso, mitigación y tratamiento de efluentes, establecidas como Mejores Tecnologías Disponibles en los tratados internacionales, y el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes.

Señor presidente:

La controversia que existe alrededor de la instalación de las plantas celulósicas de las empresas ENCE y Botnia en la República Oriental del Uruguay, se basan en la legítima preocupación de nuestro gobierno nacional para que dichos proyectos no impliquen la generación de efluentes líquidos y emisiones de gases que puedan provocar un perjuicio sensible y olores desagradables a las poblaciones cercanas.

Evitar estos perjuicios no sólo es posible sino un deber, ya que no resulta aceptable que para lograr la radicación de un proyecto industrial, más allá de los puestos de trabajo y divisas que genere, se admitan externalidades ambientales negativas.

Las exigencias ambientales son el mejor incentivo para el mejoramiento de las tecnologías y las prácticas ambientales. Así ocurrió a partir de los años 90, cuando en la mayoría de los países desarrollados se iniciaron fuertes presiones sociales y gubernamentales para disminuir la contaminación producida por las fábricas de pulpas. Esas presiones derivaron en la adopción de normas y acuerdos internacionales que establecen los niveles permisibles de los diferentes compuestos que estas fábricas celulósicas pueden emitir al agua, al aire y a la tierra. La adopción y cumplimiento de estas normas garantizan la sostenibilidad de los recursos.

El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (Persistent Organic Pollutants, POPS) en sus Partes II y III (Categorías de fuentes), define las formas más adecuadas de fabricación de pulpas celulósicas y papel, abarcando desde la recepción de la madera en la fábrica hasta el secado de la pulpa final. Incluye también la generación y manipulación de productos químicos, el sistema de recuperación y el blanqueo.

Por otra parte, una Comisión de la Unión Europea (Integrated Pollution Prevention and Control, IPPC) formuló un documento de referencia donde se establecen las Mejores Técnicas Disponibles para la Industria de Pulpa y Papel (Best Available Techniques in the Pulp and Paper Industry, BAT). Actualmente, la producción de la industria de celulosa y papel de los principales países desarrollados se basa en la obligación de cumplir dichas disposiciones.

Por todo lo expuesto, coincidimos con lo expresado por la Dra. María Cristina Area, experta argentina en la temática, en el sentido que la mejor forma de asegurarse que estas plantas cuenten con todos los avances tecnológicos que hagan de ellas fábricas de baja contaminación, sea la conformación de una Comisión Binacional de Expertos en el área ambiental y celulósico-papelera, a efectos que

revisen los proyectos de las 2 plantas celulósicas en construcción, y certifiquen la presencia en los mismos de todos los elementos de proceso, mitigación y tratamiento de efluentes, establecidas como Mejores Tecnologías Disponibles en los tratados internacionales, y el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes. Si faltara algún elemento, las empresas debieran asumir el compromiso de incorporarlo.

Como conclusión, hoy en día existen las tecnologías para reducir al mínimo la contaminación producida por la industria de pulpa y papel. En fábricas nuevas, solo basta con ajustar la legislación, exigir el cumplimiento de las BAT, y verificar el cumplimiento de los valores permitidos durante su funcionamiento. Entendemos que el procedimiento de constituir una Comisión Binacional de Expertos se puede crear rápidamente a partir de la buena voluntad e interés de ambos países.

Sr. Presidente, Entendemos que este proyecto propone una salida adecuada a un conflicto que alcanzó dimensiones no queridas por ninguna de las partes involucradas. El compromiso entre la producción exclusivamente detrás del lucro y la producción para obtener bienes necesarios, pero en condiciones compatibles con la calidad del medio ambiente, hace rato que está definido. La segunda faceta debe controlar a la primera. Los bienes deben ser producidos, pero en cada caso hay que encontrar la forma de preservar y mejorar el medio ambiente.

Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.