La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su beneplácito por la declaración de Territorio de Paz al comprendido por América Latina y el Caribe por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la II Cumbre de la Habana (Cuba) celebrada los días 28 y 29 de enero del corriente.

Señor presidente:

En la reciente II Cumbre de la CELAC, celebrada en la Habana, Cuba, con fecha 28 y 29 de enero del corriente año, se declaró, como parte integrante del documento principal y como declaración final y cierre de la Cumbre, Territorio de Paz al comprendido por América Latina y el Caribe, lo que expresa un hito histórico en cuanto a la magnitud política de tal declaración, teniendo en cuenta la cantidad de miembros participantes en dicha Cumbre y el escenario elegido para tal evento como es el de La Habana, Cuba.

Décadas atrás, dado el contexto político y económico resultaría impensable un hecho de tal magnitud a nivel regional y con la trascendencia política de tal declaración. A la fecha con gobiernos que guardan distintos signos políticos y direcciones en su agenda, resulta un logro de la madurez política de los pueblos y sus gobiernos que una declaración de tal tenor sea expresada por gobiernos que en el arco político puedan situarse en los extremos. Para muestra vale mencionar el voto positivo del gobierno de Chile y del anfitrión de esta Cumbre, la hermana República de Cuba.

La humanidad ha buscado desesperadamente durante su devenir la paz como valor supremo para la convivencia humana. Este valor, registro de cualquier plegaria de todas las religiones del mundo, ha convocado a todos los hombres a la búsqueda incesante de establecer en todo el planeta la convivencia pacífica para el desarrollo humano.

Que el territorio latinoamericano y caribeño sea conceptuado como un territorio de paz, es el máximo logro a la decidida acción política internacional desplegada por los gobiernos que, como bien dijera nuestra Presidenta Sra. Cristina Fernández de Kirchner, "se parecen cada vez más a sus pueblos"; y se sabe que los pueblos anhelan y quieren vivir en paz.

No resulta casual que un latinoamericano se encuentre sentado en este tiempo en el lugar de Pedro. En reiterada ocasiones el Papa Francisco se ha expresado en favor de la paz, tal como lo manifestó en su primer Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz: "Es necesario comprender que la fraternidad es fundamento y camino para la paz".

Sobre el marco de esta declaración, de fundamental trascendencia, se desprende la intención de convertir a dicho espacio en una plataforma óptima para lograr el desarrollo regional como el resultado de la seguridad en cualquier emprendimiento que los gobiernos, ya sea en sus políticas públicas o bien convocando al sector privado, realicen en ese marco con vías a la explotación de las riquezas de la inversión tecnológica, de la investigación en sus diversos fines, ya que la paz es una moneda constante de pago que cotiza en forma permanente bajo cualquier signo político.

Salvo dos cuestiones, una evidentemente nacional como es el conflicto interno que se desarrolla en la República de Colombia desde hace décadas con las FARC y que, coincidentemente y en este mismo marco, se está tratando de resolver por la vía del dialogo, y el de la cuestión Malvinas, no existen otros escenarios que puedan desanimar dicha declaración. Por lo que urge adoptar todas las medidas políticas pertinentes en el escenario regional para que, más temprano que tarde, dichos escenarios de conflictos sean superados.

La fortaleza de dicha declaración se sustenta en ratificación de la misión o propósito de la CELAC, sosteniendo que "Hemos sido, somos y seremos diversos, y a partir de esta diversidad es que tenemos que identificar los desafíos y objetivos comunes...", por lo cual se nos insta a que "trabajemos por el desarrollo sostenible, por superar las desigualdades...".

La esperanza de que esto sea una realidad en el presente y para el futuro de nuestros pueblos esta expresada en el Art. 53 de dicha declaración: "Nos comprometemos a seguir trabajando para consolidar a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, en la cual las diferencias entre las naciones se resuelvan a través del diálogo y la negociación u otras formas de solución pacífica establecidas en el Derecho Internacional". Que así sea.

Por todo lo expuesto, solicito al Sr. Presidente y a este Honorable Cuerpo, la aprobación del presente Proyecto.