La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su más enérgico repudio por la denegación de Justicia respecto al crimen de la joven María Luisa Quevedo, acaecido en la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, provincia del Chaco, el 8 de diciembre de 1983

Señor presidente:

I. Un asesinato que conmocionó al centro chaqueño

Este fue un caso que conmocionó a toda la comunidad de ese entonces, ya que siempre se barajó que los poderosos adinerados estaban en el tema y que el caso había caído en un pozo de amenazas y corrupción hacia los posibles testigos, entre ellos, amigas de la menor.

Un poco de Historia

Maía Luisa.Quevedo faltaba de su hogar, desde el 8 de diciembre del año 1983 en la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, provincia del Chaco, y apareció muerta, tres días después de su desaparición, el 11 de diciembre. Por intermedio de un menor del Barrio Yapeyú, quien informó que había un cuerpo sin vida en una represa (calle 28 y 51) de esta ciudad.

La Policía, al llegar al lugar del hecho constató que en el interior de la represa que cubre 80 m2 , en un terreno bordeado por arbustos, ubicado al noreste de la dirección antes mencionada; semi-sumergida en posición decúbito dorsal, miembros extendidos a los costados, cabeza hacia el cardinal oeste, se hallaba el cadáver de una persona de sexo femenino. Al día siguiente fue reconocido el cadáver perteneciente a María Luisa Quevedo, de 15 años de edad, quien trabajaba en quehaceres domésticos, con domicilio en calle 6 entre 13 y 15 del Barrio Monseñor de Caria.

El cuerpo de la joven María Luisa Quevedo fue encontrado el 11 de diciembre de 1983 en la represa situada en calles 28 y 51, tres dias después de haber desaparecido de su domicilio. El autor o los autores del homicidio nunca pagaron en la justicia y la causa terminó siendo archivada. En el proceso intervinieron los jueces Julio Bazán, Ramón Díaz Colodrero y Oscar Sudría, pero ninguno logró dar con el responsable o los responsables del horrendo crimen.

Estrangulamiento y abuso sexual

En principio se especuló que la muerte se había dado como consecuencia de "asfixia por inmersión", pero luego se determinó que fue un homicidio ante la presencia de huellas de estrangulamiento y signos de abuso sexual. Tenía 15 años y su asesinato permaneció impune a través del tiempo, dejando una herida nunca cerrada entre sus familiares.

La conmoción fue en aumento ante las denuncias de que hubo intento de paralizar la causa, y por la aparición de otra persona muerta en la misma laguna, que anteriormente había prestado declaración en la causa por el asesinato de la menor. Esto volvió a arrojar sospechas sobre una posible conspiración para lograr la impunidad en torno al caso, y que, de hecho, tuvo éxito ya han transcurrido casi tres décadas del asesinato.

Días más tarde, la causa volvió a adquirir resonancia, al punto del escándalo cuando un oficial de policía, acusó a un oficial de justicia, dando nombre y apellido; de interceder para paralizar las investigaciones que se venían realizando.

Posteriormente, un hermano de la joven asesinada, Rubén Angel Quevedo denunció que había recibido una esquela en la que lo amenazaban de muerte. Y con esto se afianzaba la hipótesis, que detrás de la muerte de María Luisa, se ocultaba una conspiración de tipo mafiosa.

Solamente en el primer año de investigación el expediente llegó a tener siete cuerpos con más de mil fojas. Con numerosas personas demoradas, detenidas, o citadas a declarar, entre las que figuraban conocidos vecinos de la ciudad, funcionarios del Poder Judicial, empresarios, comerciantes, e incluso empleados policiales.

Los días inmediatos al hallazgo del cadáver, la policía detuvo a dos hombres y a una menor apodada "La Gata". Y se manejaba la versión de que María Luisa Quevedo había viajado la víspera de su muerte a Villa Río Bermejito, en un automóvil conducido por un hombre de edad, un joven, y la otra menor mencionada.

Otra muerte, más interrogantes

Con el devenir de los días, y ante el lento avance de la investigación, las versiones fueron en aumento, alimentadas en gran parte por comentarios de pasillos y la imaginación de la gente.

Algo más de un mes después del hallazgo del cuerpo de la menor, apareció en la misma laguna el cadáver de un aborigen (que sería de apellido Vega), quien supuestamente había declarado en la causa Quevedo, lo que volvió a arrojar sospechas sobre una posible conspiración para lograr la impunidad en torno al caso.

La prescripción

En algo más de diez líneas, a pesar de las miles de fojas del expediente, con fecha 4 de diciembre de 2003 se resolvió la prescripción de la causa que investigaba el homicidio de María Luisa Quevedo, con la firma del Juez de Instrucción Nº 2 Oscar B. Sudría, y la secretaria Fanny Zamateo.

En los autos caratulados "La Prevención, S/Denuncia, S/Homicidio c/Aut. Ignorados", Exp. 32, Fº 620, Año 1984, Sec. Nº 4, Leg. 26.631, el magistrado interviniente resolvió "declarar extinguida la acción penal por prescripción en la presente causa, la que se sobresee definitivamente (Art. 59 Inc. 3º y 62º Inc. 2º del Córigo Penal y Art. 318 Inc. 4º del CPP".

Entre los considerandos se expone que "el hecho investigado en autos se encontraría previsto en el Art. 79 del CP que pena el delito de homicidio" y que "sin perjuicio que el último acto procesal se ha realizado en el mes de febrero del año 1992, entiendo que es de aquellos que hacen a la interrupción de la prescripción, y en consecuencia debo estar a la fecha de comisión del ilítico que data del 11/12/83"

II. Declaraciones del juez Oscar Sudría

En su despacho recibió el doctor Oscar Sudría a LA OPINIÓN Del Interior para hablar sobre el caso María Luisa Quevedo, cuyo cadáver fuera encontrado en la laguna de la calle 28 y ruta 51 el 11 de diciembre de 1983, con signos de haber sido violada y estrangulada.

Dijo que a los 12 años prescribió la causa, el 4 de diciembre de 2003, ahora en Archivo. Al haber pasado tantos años de encontrarse a los culpables estos no irían a la cárcel. "Una causa bastante complicada. Fue la primera muerta que se encontró en la democracia".

Recordó que la causa tuvo tres jueces al comienzo, el primero fue Díaz Colodrero, desde el momento en que se encontró el cadáver de María Luisa hasta la feria judicial. El juez de feria Julio Bazán llevó el expediente al Juzgado a mediados de enero. O sea que estuvo prácticamente un mes ese expediente en la Policía. Luego retomó el caso el juez Díaz Colodrero, lo tramita, renuncia en mayo de 1984 y se traslada a Corrientes. Reinicia la investigación la juez subrogante doctora Kotowski de Leoni. Recién en junio de ese año asumió Sudría al cargo de juez y continúa la investigación. Para ese entonces había tres cuerpos de investigación bastante diversificados. "Objetivamente no se si fue buena o mala la investigación. Evidentemente ha sido mala, porque entre todos los que hemos intervenido no hemos conseguido al autor. O sea si vamos acto objetivo, si no se ha conseguido al autor no fue buena la investigación" reconoció Sudría.

La lectura del juez es que influyó "un trabajo bastante desordenado, porque fueron demasiados los jueces que intervinieron en un comienzo. Fue manejado todo por el personal policial, como se realizaba todo en ese tiempo. Es ir 22 años atrás. Tardó un mes hasta la primer firma de un juez".

III. Consideraciones finales: un crimen que permanece impune

Como representantes del pueblo chaqueño, nos llena de dolor y avergüenza que un crimen de esta naturaleza, contra una indefensa adolescente, permanezca -después de casi 30 años- en la más completa impunidad.

Por ello no queremos que este asesinato caiga en el olvido. Queremos que se llegue al fondo de la verdad de lo que le ocurrió a esta joven saenzpeñense, porque las heridas no se cierran con la impunidad y el olvido, sino con Verdad y, sobre todo, Justicia.

En la búsqueda de estos objetivos es que solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.