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PROYECTO DE TP


Expediente 0086-D-2011
Sumario: DESIGNAR "OBISPO CARLOS PONCE DE LEON" AL TRAMO DE LA RUTA NACIONAL 9 QUE UNE SAN NICOLAS DE LOS ARROYOS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES CON ROSARIO, PROVINCIA DE SANTA FE, QUE ACTUALMENTE LLEVA EL NOMBRE DE TENIENTE GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU
Fecha: 02/03/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 2
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Artículo 1º.- Desígnase con el nombre "Obispo Carlos Horacio Ponce de León" al tramo de la Ruta Nacional N° 9, entre las ciudades de San Nicolás de los Arroyos y Rosario.
Art. 2º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo, etc.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


I. ¿Un homenaje al terrorismo de estado?
En el año 1978 se inauguró el tramo desde San Nicolás de los Arroyos a Rosario construido por la empresa Semaco a partir del 10 de marzo de 1972. Este tramo se denomina "Teniente General Pedro Eugenio Aramburu" por Decreto Nº 2.146/1979, publicado en el Boletín Oficial del 10 de septiembre de 1979:
Importa señalar que este decreto está caratulado como homenaje al adalid del derrocamiento de un gobierno popular por los máximos responsables de la implantación del terrorismo de estado en nuestra República. Por ello es menester reproducir su texto en forma íntegra, para tener en claro su fundamentación:
Visto el Expediente T.L. 1923/79 del Registro de la Dirección Nacional de Vialidad -que cuenta con la adhesión de los Gobiernos de las Provincias de Buenos Aires y Santa Fe- en el que se recoge la iniciativa de imponer el nombre del eminente hombre público y militar Teniente General Don Pedro Eugenio Aramburu a la autopista Rosario - San Nicolás, y
CONSIDERANDO:
Que dicha iniciativa resulta plausible y digna del mayor encomio por su hondo contenido espiritual, atento a que procura evocar la figura de un pundonoroso militar e ilustre ciudadano que supo anteponer los intereses de la patria a sus aspiraciones personales, ofrendando con dignidad su vida para asegurar el futuro de las generaciones venideras.
Que la designación propuesta al haberse cumplido el 29 de mayo del corriente año un nuevo aniversario de su fallecimiento, servirá de justiciero homenaje a la memoria de quién resultó víctima de los oscuros designios del terrorismo apátrida, como otros tantos mártires que ofrendaron sus vidas para que los argentinos puedan seguir viviendo en paz.
Que para llevar adelante la recuperación moral de la República, es propicio y aleccionador evocar a hombres íntegros que supieron vivir y morir con honor.
Por ello,
EL PRESIDENTE
DE LA NACIÓN ARGENTINA
DECRETA:
Artículo 1° - Desígnase con el nombre de "Teniente General Pedro Eugenio Aramburu" a la Autopista Rosario - San Nicolás.
Artículo 2° - Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional de Registro Oficial y archívese.
VIDELA
Albano E. Harguindeguy
José Martínez de Hoz
¿Fue Pedro Eugenio Aramburu un "pundonoroso militar"? ¿Es decir, decoroso, honrado, respetable, caballeroso, cumplidor y formal? ¿Es respetable y cumplidor quién derroca -en clara violación a la Constitución Nacional- un gobierno elegido democráticamente por la voluntad popular? ¿Es respetable, asimismo, quién preside lo que Rodolfo Walsh tituló como "Operación Masacre", es decir, los fusilamientos del 9 de junio de 1956 en José León Suárez?
¿Resultó Aramburu "víctima de los oscuros designios del terrorismo apátrida"? ¿Es decir, de un terrorismo que, al carecer de nacionalidad, entra en la categoría de "no persona", lo que justifica -no su juzgamiento ante los jueces de la democracia-, sino la desaparición forzada de personas, la tortura, las violaciones, el secuestro de niños, los saqueos y las extorsiones? ¿Todo ello "para que los argentinos puedan seguir viviendo en paz"?
¿Se fomenta "la recuperación moral de la República" evocando a este militar? ¿Son justamente Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy y José Alfredo Martínez de Hoz quienes tienen la autoridad moral para hacerlo?
II. ¿No le debemos un homenaje a las víctimas?
Carlos Horacio Ponce de León fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1938. Fue elegido como obispo auxiliar de Salta, provincia de Salta, el 9 de junio de 1962; y obispo de San Nicolás, el 28 de abril de 1966, y recibió la plenitud del sacerdocio en el Orden Episcopal ordenándose el 18 de junio, a sus 52 años.
Ponce de León fue el obispo de San Nicolás de los Arroyos por 11 años, hasta el 11 de julio de 1977, cuando enmascarado en un siniestro vehicular, es asesinado, conduciendo él mismo su Renault 4S, por la autovía de San Nicolás a Buenos Aires lo acompañaba su hijo espiritual Victor Martinez; trasportando "material sensible" sobre casos de violaciones a los derechos humanos, en la región norte de Buenos Aires.
Consideramos importante reseñar el calvario que tuvo que soportar el obispo, camino a su asesinato en la Ruta Nacional 9
"Carlos Ponce de León contó que su diócesis de San Nicolás vivía en un clima de terror: sacerdotes detenidos, a quienes se interrogaba sobre el obispo, parroquias y casas religiosas allanadas, saqueos y robos en esos procedimientos, intimidación a los abogados para que no asumieran la defensa de los perseguidos. El propio Ponce de León fue sometido a humillaciones durante un allanamiento. También se pegaron afiches en los que se reclamaba su "defenestración" Cuando el obispo intercedió por varias personas desaparecidas, el jefe del área de seguridad local, coronel Manuel Saint Amant, le respondió con desdén:
- Voy a hacer desaparecer a todos los que están con usted, y a usted todavía no puedo porque es obispo."
Sus propios pares en el Vicariato Castrense ya se habían encargado de hacerlo "desaparecer" de sus tareas pastorales en el ámbito militar
"El Vicariato se mimetizó con los fieles a los que debía asistir. Desde los últimos años de la década de 1960 Caggiano Tortolo y Bonamín respaldaron a los jefes militares ante las denuncias de obispos como De Nevares, Iriarte, Alberto Devoto y Ponce de León sobre sus prácticas represivas y la instrumentación política de la Iglesia. Poco antes del golpe, el Vicariato Castrense dispuso la cesantía de Ponce de León como capellán en el Batallón de Ingenieros de Combate de San Nicolás y en su reemplazo envió a Miguel Regueiro."
Pero las amenazas y las connivencias de sus propios colegas con la dictadura militar no sesgaron su determinación por luchar a favor de las víctimas del terrorismo de estado. Así, en 1977
"En preparación de la Asamblea Episcopal que se celebraría en mayo Ponce de León propuso tratar la situación de los presos políticos, entre ellos los sacerdotes, y la aparición de boletines y panfletos insultantes con los obispos que denunciaban esos hechos"
Lo que sigue es la trascripción textual del relato que hace Horacio Verbitsky sobre las circunstancias que rodean el asesinato del obispo, el posterior tratamiento judicial que se le dio al supuesto accidente automovilístico y la consiguiente impunidad del crimen consumado
La esencia maligna
Desde fines de 1976 el cerco militar se fue cerrando sobre el obispo de San Nicolás, Carlos Horacio Ponce de León. El gobierno seguía una pista que le parecía autoevidente: Ponce era íntimo amigo del asesinado sacerdote palotino Alfie Kelly y había una estrecha relación entre los seminaristas de San Patricio y los de San Nicolás.
Ponce había apoyado a los trabajadores de la empresa estatal SOMISA. del grupo económico Acindar y de la transnacional italiana Techint, que constituyeron en San Nicolás, Villa Constitución y Campana un polo de desarrollo industrial y de luchas sindicales y políticas.
El jefe del Área 132 y del Batallón de Ingenieros de Combate 101, teniente coronel Manuel Fernando Saint Amant, sostuvo en un informe al general Suárez Mason que los principales grupos montoneros y de la Juventud Peronista provenían de la Iglesia porque Ponce de León había permitido que el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo copara la diócesis. Como parte del genérico enemigo marxista alineaba a la pornografía, el liberalismo, el capitalismo, los medios de comunicación, el freudismo, los partidos políticos, la pobreza, la explotación de las injusticias, la UNESCO y los derechos humanos.
Saint Amant clasificó a los sacerdotes en marxistas apoyados por el obispo, los de la línea intermedia y "el resto". Entre los pocos aliados mencionaba a un párroco en conflicto con Ponce de León, a otro expulsado de La Rioja por Angelelli y al capellán del Ejército Miguel Regueiro. Tenía motivos para encomiarlo: en 1977 Saint Amant le entregó al bebé Carlos Fernando Alvira luego del ataque a la casa donde vivía con sus padres, detenidos-desaparecidos. Regueiro participó en una operación de chantaje para que los abuelos acusaran a sus hijas de "delincuentes subversivas". El cura traía al bebé y cuando los abuelos intentaban tomarlo se lo llevaba. Si no firmaban, no volverían a verlo, era la amenaza. En 2007, el juez Carlos Villafuerte Ruzo lo procesó por privación ilegítima de la libertad.
Saint Amant admitía que los presuntos sacerdotes marxistas no usaban armas ni integraban la guerrilla y consideraba más peligrosos a los integrantes de la línea intermedia, cuya "aparente moderación" no provoca resistencia en la gente y puede influir en los hijos de buenas familias. Agregaba que los laicos de la diócesis denunciaron a Ponce de León como subversivo ante la Nunciatura. Eran los Legionarios de Cristo Rey y Tradición, Familia y Propiedad. Entre quienes
enfrentaron al obispo estaba el abogado de SOMISA y luego funcionario judicial Héctor H. Hernández. Tenía un hermano sacerdote, Rafael, y era colaborador frecuente de Mikael.
Según Saint Amant los cargos contra Ponce de León habían sido puestos en conocimiento de Primatesta. El más próximo colaborador de Ponce sostiene que Saint Amant era quien lo amenazaba, lo llamaba "obispo rojo" y le había prohibido ingresar a la unidad militar.
Gracias a una cadena de laicos y sacerdotes Ponce de León pudo adelantarse a Saint Amant cuando comenzaron los operativos contra sus presbíteros y esperado vestido con sus atavíos ornamentales en la casa parroquial de Ramallo. Al invertir la sorpresa que el militar se proponía darle impidió que se llevaran al sacerdote salesiano Luis Efraín López Molina junto con la máquina de escribir y un mimeógrafo requisados, armas subversivas por excelencia.
Sacerdotes de las diócesis de Rosario y Paraná, cuyos obispos integristas Bolatti y Tortolo no mostraban decisión de protegerlos, se refugiaron en San Nicolás, como el salesiano Roberto Crocce. Ponce de León también asiló en la casa parroquial de la Catedral al párroco de Villa Ramallo, José Luis Arámburu, quien había sido compañero de seminario del asesinado palotino Barbeito, y la Nunciatura Apostólica organizó su salida del país. A cargo de la parroquia quedó el sacerdote Heriberto Sartori. Según la inteligencia policial también él era miembro del MSTM, aunque
"en Ramallo no se le conoce actividad hasta el momento y trata de llevar adelante una política religiosa apacible, sin mayores alternativas, gozando de cierta aceptación entre los feligreses".
Es decir, no importaba su conducta, sino la esencia maligna que se le atribuía.
Saint Amant afirmaba que cuando un obispo es traidor a la Iglesia y a su patria es preciso "obrar sin el respeto que la doctrina enseña para con el sacerdote", lo cual requiere la "lucidez intelectual" y el "coraje" que se jactaba de tener. Alarmado al leer el informe de su febril camarada, a quien conocía de la promoción 81 del Ejército, Picciuolo le pidió que fuera prudente con Ponce de León mientras él intentaría una gestión política. Saint Amant sugirió un toma y daca directo con el Vaticano: si el papado se llevaba a Ponce de León de San Nicolás, el gobierno permitiría que se fuera del país un sacerdote que estaba detenido por su presunta
relación con el ERP. Como resultado la orden de Sales recibió una advertencia castrense: si no sacaban a su gente de San Nicolás, su seguridad no estaba garantizada. Crocce dejó la diócesis y se fue a Formosa. Los demás salesianos "conflictuados" recibieron orden de traslado hacia otros lugares del país. Esto muestra la absoluta imbricación entre distintas instancias castrenses, bien lejos de la imagen de descontrol que fomentaba la dictadura para eludir responsabilidades. Picciuolo también le contó a Saint Amant que el caso de Ponce de León se había planteado al cardenal Primatesta y a la Santa Sede. Las primeras amenazas al obispo fueron postales y telefónicas. Le anunciaban que se preparara para el mismo destino que Angelelli. En vez de firma llevaban un ataúd. El chofer y cuñado de Ponce de León lo escuchó comentar con otros sacerdotes de la diócesis su preocupación por esas amenazas. Ponce temía que lo mataran durante sus caminatas diarias. El chofer le siguió varias veces a distancia por si necesitaba ayuda, pero Ponce prefería caminar solo.
También una patrulla militar se presentó en la casa de la hermana del obispo, en Navarro, aduciendo que buscaban armas. Varios colaboradores le pidieron que se fuera del país, pero Ponce se negó a abandonar su misión. Era él quien se ocupaba de poner a salvo a sus seminaristas y presbíteros, de conseguirle cursos en el exterior, empleos y dinero.
Que parezca un accidente
Antes del alba del neblinoso 11 de julio de 1977 Ponce de León tomó la ruta 9 hacia Buenos Aires, acompañado por el soldado conscripto de la Prefectura Víctor Oscar Martínez, del que era tutor judicial. En un sanatorio de la Capital Federal visitaría a varios seminaristas y diáconos de San Nicolás que habían sufrido un choque y llevaría a la Nunciatura Apostólica un informe sobre los secuestros y torturas en San Nicolás y Villa Constitución, de los que acusaba a Suárez Mason y Saint Amant. No llegó a saber que la noche del domingo 10 dos policías habían interrogado en la clínica al padre del seminarista Nicolás Alberto Gómez sobre el horario en que vendría el obispo.
Veinte minutos antes de las 7 de la mañana, el Renault 4 de obispo fue embestido en las afueras de San Nicolás. Una pick up que venía detrás de un colectivo abandonó la mano contraria y embistió la puerta del conductor del vehículo eclesiástico. Luego de una primera atención en Ramallo, Ponce de León llegó en coma a una clínica de su ciudad con una fractura de cráneo. Contra la práctica habitual fueron desalojadas las enfermeras, que no pudieron ver el cuerpo, y
tampoco se permitió el acceso al médico personal del obispo. La hermana de Ponce de León quiso verlo pero no le permitieron pasar. La mujer y su esposo escucharon decir que no había sido un accidente. Un sacerdote del Obispado le pidió autorización para operarlo. La mujer asintió, pero catorce horas después del choque seguían esperando a un cirujano que nunca llegó desde Rosario. Cuando Ponce murió, la clínica y la Catedral fueron controladas por el Ejército y la policía, igual que un año antes en La Rioja. Otro familiar tocó el cuerpo y comentó que no le parecía que el choque hubiera sido la causa de la muerte
Los restos del auto y las pertenencias del obispo fueron retirados por el canciller y secretario general del Obispado, Roberto Mancuso, uno de los sacerdotes de la supuesta línea intermedia, quien aceptaba coordinar con Saint Amant las celebraciones patronales. El contenido de dos portafolios que llevaba Ponce no figuró en el sumario y desapareció.
Luis Antonio Martínez conducía la pick-up F100, modelo 77, rumbo a Entre Ríos. Lo acompañaba Carlos Sergio Bottini, directivo de la empresa de negocios agropecuarios Agropolo. El conductor dijo que la camioneta patinó en la ruta mojada y se fue a los trompos hacia la mano opuesta. Bottini se presentó como hacendado y dijo que trabajaba en la justicia en lo criminal de la Capital. Como era epiléptico el choque le había producido una amnesia, por la que no recordaba lo sucedido, explicó. La sede de Agropolo estaba a pocos metros del Batallón de Inteligencia 601, de Viamonte 1866, de la Capital. Como regla el Batallón no permitía que alguien fuera de su control comprara o alquilara los locales vecinos. El hermano mayor de Carlos Sergio, Alejandro Atilio Bottini, prestaba servicios en la Jefatura II Inteligencia, del Estado Mayor del Ejército, cuya principal unidad operativa era el Batallón 601.
La instrucción policial y el expediente judicial a cargo del juez provincial Oberdán Andrín, cuñado del político justicialista nicoleño José María Díaz Bancalari, fueron de un descuido notable. Nadie averiguó por qué en la ruta no quedaron huellas de la supuesta patinada de la camioneta. Jamás se reconstruyó el choque. Ni siquiera se identificó al colectivo que venía delante de la pick-up, su chofer ni sus pasajeros. La niebla también envolvió a los testigos: ninguno fue llamado a declarar. Es imposible determinar si los destrozos en el auto de Ponce de León eran compatibles con las heridas que le costaron la vida. Se ignora quiénes recogieron el cuerpo del obispo y de qué modo lo llevaron a la clínica de Rarnallo, de la cual no declaró ninguna autoridad ni se incorporó documentación alguna. La historia clínica de Ponce de León desapareció de la Clínica San Nicolás. El informe sobre la atención que le prestaron no menciona la fractura de cráneo. No hubo un análisis externo del cuerpo que mostrara causas evidentes de muerte ni consta que se haya hecho la autopsia. No existe ningún certificado médico que consigne los motivos de la defunción. Fue velado en la catedral de San Nicolás. En
la misa de cuerpo presente, de la que participaron el nuncio Laghi y un grupo numeroso de obispos, Zazpe cuestionó al difunto:
"Reconocer que fue un hombre de corazón y casi diría de puro corazón es afirmar un elogio, pero también arriesgar una reserva. Su vida lleva la impronta de la afectividad y de la emoción, la exultación y la depresión, la alegría pronta y el sufrimiento rápido".
En su testimonio ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas el acompañante del obispo dijo que ese día le gritó a Saint Amant en la catedral:
-Asesino. Usted es un asesino. Mató a monseñor, como a tantos otros.
Saint Amant le apuntó con su arma y ordenó:
-Sáquenlo de aquí porque le reviento la cabeza de un tiro.
Martínez fue detenido en la sede de Prefectura.
"Una noche el suboficial Sosa me esposó las manos a la espalda y me llevó a un lugar desconocido pues iba con los ojos vendados presumo que era la sede del Servicio de Inteligencia del Ejército En ese lugar me golpearon duramente, hasta desmayarme. Así durante horas. Luego comenzaron a preguntarme cuáles eran las actividades del obispo, era comunista, era homosexual, que personas lo visitaban, a cuantos extremistas había ocultado."
Por eso Víctor Oscar Martínez nunca fue escuchado por la policía ni por el juez. Su firma no coincide con la que le atribuye el sumario policial. Cuando lo pusieron en libertad, pidió refugio en la Nunciatura porque un prefecto le había informado que Saint Amant ordenó matarlo. Laghi opinó que más le convenía irse del país, para lo que no le ofreció ayuda. Martínez insistió en que no había sido un accidente:
-No se puede hacer nada. La situación es difícil Hay que dejarlo así -le respondió Laghi. El nuncio le preguntó por el departamento en San Nicolás que Ponce de León le legó a Martínez en su testamento y que el Obispado nunca le entregó. Tampoco a la hermana del obispo le permitieron ver el testamento. Monseñor Mancuso sólo le entregó un retrato al óleo de Ponce de León y un papelito según el cual el obispo "le dejaba rezos a su hermana", deseando "que Dios la protegiera".
Víctor Oscar Martínez pudo hablar con Laguna en el confesionario de Luján, luego de una peregrinación en la que se encontró con el sacerdote Nicolás Gómez. Según Martínez, Laguna le negó cualquier ayuda, le dijo que era hombre muerto y que lo iban a matar donde lo encontraran. El diálogo ocurrió a solas, pero Gómez confirmó el encuentro con Martínez en Luján. A pesar del testamento, la vivienda terminó escriturada en favor del presbítero Pedro Cemesca y el Obispado de San Nicolás.
En 1978, el otro Martínez, conductor de la camioneta, fue condenado por homicidio culposo a seis meses de prisión. Cada vez que declaró ante la policía y los jueces suministró una versión distinta.
Una vez dijo que se topó por sorpresa con el colectivo y clavó los frenos. Otra, que comenzó a disminuir su velocidad desde treinta metros cuando lo vio detenerse para que subieran los pasajeros. Por último, que hizo el rebaje para acelerar y pasarlo. Nadie se interesó en averiguar el porqué de esos cambios.
El escueto expediente ha provocado mucho interés y durante un tiempo se lo consideró perdido, tal como ocurrió con la paralela causa federal, que en 1984 fue solicitada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Del juzgado federal de San Nicolás la retiró la Policía Federal, pero al CONSUFA nunca llegó. En 2004, el fiscal federal Juan Patricio Murray descubrió que el expediente provincial estaba en manos del entonces defensor federal Hernández, el intelectual integrista que había enfrentado al obispo. A pedido de Murray el juez Carlos Villafuerte Ruzo reabrió la investigación.
La similitud entre las muertes de Angelelli y Ponce de León coincide con una característica común a las diócesis de cada uno: tanto en La Rioja como en San Nicolás había batallones de ingenieros del Ejército, sus jefes eran amigos y se mantuvieron en estrecho contacto durante el año que medió entre los dos crímenes. Saint Amant y el jefe de la guarnición militar de La Rioja, Osvaldo Pérez Battaglia, se habían conocido en la adolescencia. Cuando Saint Amant ingresó al Colegio Militar, en marzo de 1948, Pérez Battaglia fue su jefe de sección en la Compañía de Ingenieros. Este ascendiente de un superior sobre su subordinado se mantiene a lo largo de toda la carrera.
La biografía oficial del ex nuncio Pío Laghi, en cuya redacción Laguna se atribuye una parte decisiva, acusa de "extremismos" y "radicalización" a Ponce de León y Angelelli.
Un año por otro
El fiscal también pidió que se tomara testimonio a Laguna, a quien Laghi envió como administrador apostólico luego de la muerte de Ponce de León. Laguna se tomó tres semanas para contestar, lo cual hizo más notable que dijera por escrito haber sido administrador apostólico de San Nicolás entre julio y diciembre de 1978 cuando su desempeño fue entre esos meses pero de 1977. Murray lo denunció por falso testimonio pero Villafuerte Ruzo entendió que se trató de un inocente error material que no afectaba la investigación. La Cámara Federal de Rosario, por voto unánime de sus seis miembros, revocó esa decisión. Según el camarista Fernando Barbará cuesta pensar que sea posible la confusión, ya que la muerte del obispo conmocionó a la zona por su similitud con la de Angelelli. El falseamiento de las fechas habría constituido "la excusa para callar una verdad conocida"' sobre otros aspectos de la investigación. El juez José Guillermo Toledo agregó que como Laguna pudo haber tenido alguna responsabilidad por hechos posteriores vinculados al homicidio, debían excluirse aquellas
declaraciones sobre actos propios que pudieran resultar en una responsabilidad penal porque "la falta es cometida por la necesidad de salvarse".
Laguna no sólo cambió 1977 por 1978. También dijo que le había llamado la atención que el Vaticano tardara tanto en cubrir el cargo, cuando en realidad su designación se produjo en tiempo récord. Según el fiscal, al modificar la fecha de su desempeño pudo alegar que nunca nadie le habló de las amenazas que recibía Ponce de León ni de otra cosa que un accidente. Con el mismo pretexto dijo que no supo nada de los portafolios que llevaba el obispo en el auto, de su correspondencia epistolar que desapareció del Obispado ni su testamento, abierto según Laguna un año antes de que él llegara.
También desaparecieron las cartas pastorales emitidas por Ponce de León desde que comenzó la experiencia piloto de represión a las huelgas de los obreros metalúrgicos. Muchos de los obreros de las plantas de Acindar y Metcon vivían en San Nicolás y eran feligreses de Ponce de León, quien llevaba en su portafolio documentación sobre "desapariciones y asesinatos durante el terrorismo de Estado".
En una cordial carta a Laguna, Saint Amant se refiere a "la tirantez de relaciones" de su batallón con "la anterior conducción diocesana", habla en forma despectiva de "los curas progresistas que usted conoce" y los tilda de escollos que se hace necesario remover "como ya se lo señalara". Uno de los presbíteros de entonces, José Káraman, declaró que Laguna se negó a salir en defensa de unos muchachos que habían sido detenidos, como le pidieron los sacerdotes. "Yo fui testigo, y lamento haber intervenido para sacar al cura que quería cagarlo a trompadas." Según el fiscal, la desaparición de esos documentos puede estar vinculada "con las causas de la muerte del obispo" y con hechos posteriores, "para encubrir un presunto homicidio". Así extendió el campo de sospecha del falso testimonio al encubrimiento.
El sacerdote Nicolás Alberto Gómez declaró que Laguna tenía "un grave prejuicio sobre nosotros", que se correspondía con la oposición interna eclesial a Ponce de León. Káraman mencionó una serie de episodios llamativos: que el Obispado no hiciera ningún juicio por la muerte de su titular, que la compañía aseguradora aceptara pagar el siniestro sin investigarlo, que mientras Ponce de León agonizaba "la Clínica San Nicolás fue rodeada en forma permanente de milicos" y lo mismo ocurrió después de su muerte durante el velorio en la Catedral.
"Hasta se palpaba de armas a los que entraban y yo mismo mandé a la puta madre que lo parió a un cana que intentó hacerlo."
Agregó que Laguna vino a borrar la huella de Ponce de León, de quien ni quería que sus presbíteros hablaran.
El sacerdote Marcelo Domenech declaró que Laguna fue "una especie de inspector". Ponce de León consideraba la posibilidad de que lo apartaran del Obispado. Por eso había indicado que en tal caso no perdieran tiempo y nombraran como administrador a un sacerdote de la diócesis. Pero Laghi se les anticipó y sin esperar una comunicación del Vaticano colocó como
administrador apostólico a Laguna. Domenech también dijo que durante el velorio la catedral estaba tomada por los servicios de distintas fuerzas de seguridad, casi todos de civil, lo mismo que el día del entierro. El sacerdote Marcelo Lisandro Sbaffo dijo que Laguna hizo perder cinco meses fundamentales sin investigar qué había pasado con un obispo que estaba bajo amenazas y que "fue uno de los pocos que defendió a muerte a sus sacerdotes frente al poder militar". La monja y docente Yolanda Filomena Berardi relató que Laguna separó a todas las religiosas de la pastoral diocesana. Murray considera probada
"la voluntad política de la jerarquía de la Iglesia Católíca Apostólica de Roma, en coincidencia con las autoridades de la dictadura cívico militar, de desarticular la prolífica y comprometida labor pastoral desarrollada por Ponce de León en esta diócesis, situación que se agudizó tras su muerte".
No le parece casual que en ese contexto el administrador apostólico haya sido un integrante de la Comisión de Enlace "entre el Episcopado argentino y el gobierno usurpador".
Villafuerte Ruzo no pudo menos que citarlo a declaración indagatoria, ya sin la prerrogativa de la respuesta escrita. Pero Laguna hizo una declaración genérica y se negó a contestar preguntas. El juez insistió en que no estaba probada su intención de engañar. Tampoco siguió la sugerencia de la Cámara rosarina de carearlo con los sacerdotes.
Los camaristas Barbará y Toledo entendieron que los numerosos testimonios de sacerdotes sobre el rol de Laguna en 105 días posteriores a la muerte de Ponce bastaban para procesarlo. Barbará mencionó además las anotaciones de la libreta de Devoto en la primera plenaria de 1976, en la que Ponce contó el hostigamiento que padecía y que se relata en la página 22 de este libro. Laguna estuvo presente en esa asamblea plenaria de modo que debió escuchar el mismo informe. Como además dijo que integraba la Comisión de Enlace entre el Episcopado y las Fuerzas Armadas y que era un defensor de los derechos humanos, es de presumir "un interés y compromiso con el tema que excluye el desconocimiento invocado", dijo. También consideró inaceptable que el Juzgado Federal N°2 de San Nicolás funcionara allí donde estuvo instalado el centro clandestino de detención del Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército y pidió una investigación jurisdiccional o de superintendencia al respecto. Los otros cuatro jueces de la Cámara Federal ordenaron que Laguna fuera indagado por segunda vez, para que pudiera defenderse no sólo sobre las fechas de su desempeño sino también sobre su pretendida ignorancia de las amenazas al obispo, el portafolio que llevaba aquel día, su testamento y correspondencia.
Uno de los sacerdotes de Ponce de León, Jorge Galli, viajó a Córdoba para retomar contactos de su época en Montoneros pero nadie quiso atenderlo. De regreso fue secuestrado y luego de nueve días en la cárcel de San Nicolás quedó en libertad vigilada. En sus apuntes autobiográficos cuenta cómo vivió esos años sombríos:
"No importa que me despierte a los gritos, soñando que los militares me vienen a buscar y me corren por los pasillos y los patios de ese enorme convento. Ni importa (cuando me he despertado) que en el sueño me miraban con asombro, inmóviles. otros curas. porque yo iba con un arma en la mano, y mamá y mis diez hermanos se quedaban helados, preguntándose ¿qué habrá hecho? (algo habrá hecho). Y no me importa que me digan desde la jefatura militar de San Nicolás que no junte gente en la Iglesia, que no junte gente. Yo me hice cura para juntar a la gente
Galli proponía una forma de resistencia en la que asociaba la doctrina cristiana con la peronista.
"Tenemos que defender la risa y refugiarnos en lo que no nos pueden quitar, que es nuestra cultura. como Martin Fierro en las tolderias. [...] Disimulemos como el colla. [...] No nos arriesguemos porque nos van a matar. [...] Yo soy albañil y les ayudo a levantar la casa para que no pierdan la esperanza. [Si] alguna chica quedó embarazada, paciencia. [...] Ustedes han hecho un peronista más y cada chico que nace es una esperanza nueva. [...] Quién sabe si este negrito no es el tipo que suplante a Perón. [...] También Jesús nació pobre en un pesebre [y] Herodes mató a todos los chicos, los Santos Inocentes, pensando que entre ellos estaba Jesús, pero Jesús había entrado en la clandestinidad y después, aunque no lo querían los poderosos, se lo tuvieron que aguantar
En la villa Pulmón (El Campito), donde Galli tenía su parroquia, se levantó el monumental templo a la Virgen del Rosarío.
"Después de asesinado Ponce de León, dicen que apareció la Virgen en un campito, y toda la población va a pedirle milagros. En una palabra, se dejó de luchar por el prójimo como proponía el obispo y quienes seguían sus lineamientos, para esperar sólo la salvación rezando.
El periodista Carlos del Frade señaló que
"el Vaticano promete investigar los milagros y en contraposición jamás emitió una línea respecto de la muerte de Ponce de León. Somisa pasó a integrar el patrimonio del poderoso grupo Techint. Más de 8.000 despidos y 174 millones de dólares en indemnizaciones y retiros voluntarios que sirvieron de anestesia para los obreros metalúrgicos. [...] La secuencia de los hechos en San Nicolás es una síntesis de la historia social del país y de la región: sacerdotes comprometidos - movimiento obrero organizado - terrorismo de Estado - ajuste - milagros individuales - anestesia social - olvido y silencio promovido desde la jerarquía misma".
III. Consideraciones finales
Es precisamente para contrarrestar el olvido y el silencio respecto de la vida, obra y asesinato de monseñor Carlos Horacio Ponce de León, que propiciamos la iniciativa de designar con su nombre el tramo de la Ruta Nacional N° 9 que continúa homenajeando a un dictador, a un usurpador de la voluntad popular, a un asesino.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
MORANTE, ANTONIO ARNALDO MARIA CHACO FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
TRANSPORTES (Primera Competencia)