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PROYECTO DE TP


Expediente 0039-D-2015
Sumario: EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS DESTINADAS A LA FRUTI-HORTICULTURA UBICADAS EN TODO EL TERRITORIO DE LA REPUBLICA. SE DECLARA LA EMERGENCIA ECONOMICA POR EL TERMINO DE CIENTO OCHENTA - 180 - DIAS PRORROGABLES.
Fecha: 02/03/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 1
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Artículo 1° - Declarase la Emergencia Económica por el término de CIENTO OCHENTA (180) días prorrogable por el Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a las explotaciones agropecuarias destinadas a la fruti-horticultura ubicadas en todo el territorio de la República.
Artículo 2° - Se adoptarán las medidas impositivas y/o de la seguridad social especiales que seguidamente se indican, para aquellos responsables que con motivo de la situación de emergencia económica vean comprometidas sus fuentes de rentas, siempre que la explotación agropecuaria constituya su principal actividad:
a) Prórroga del vencimiento del pago de los impuestos existentes o a crearse, que graven el patrimonio, los capitales, o las ganancias de las explotaciones afectadas, cuyos vencimientos se operen durante el período de vigencia del estado de emergencia económica.
Las prórrogas para el pago de los impuestos mencionados tendrán un plazo de vencimiento hasta el próximo ciclo productivo a aquel en que finalice tal período. No estarán sujetas a actualización de los valores nominales de la deuda;
b) El Poder Ejecutivo Nacional eximirá, total o parcialmente, de los impuestos sobre los bienes personales y a la ganancia mínima presunta sobre aquellos bienes pertenecientes a explotaciones agropecuarias e inmuebles rurales arrendados respectivamente.
c) La Administración Federal de Ingresos Públicos suspenderá hasta el próximo ciclo productivo después de finalizado el período de emergencia económica, la iniciación de los juicios de ejecución fiscal para el cobro de los impuestos adeudados por los contribuyentes comprendidos en la presente ley.
Los juicios que estuvieran en trámite para el cobro de impuestos comprendidos por la franquicia deberán paralizarse hasta el vencimiento del plazo fijado en el párrafo anterior.
Por el mismo período quedará suspendido el curso de los términos procesales, de la prescripción y de la caducidad de instancia;
d) Los responsables de explotaciones agropecuarias quedarán eximidos hasta el próximo ciclo productivo a aquél en que finalice el período, del pago de las siguientes contribuciones a su cargo, como empleador, cuyos vencimientos se operen durante el período de vigencia de la emergencia económica: (i) al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones de la Ley Nro. 24.241; (ii) al Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados de la Ley Nro. 19.032; (iii) al Régimen Nacional de Obras Sociales de la Ley Nro. 23.660; (iv) al Régimen Nacional de Seguro de Salud de la Ley Nro. 23.661; (v) al Fondo Nacional de Empleo de la Ley Nro. 24.013; y (vi) al Régimen de Asignaciones Familiares de la Ley Nro. 24.714.
La Autoridad de Aplicación de esta Ley dispondrá lo necesario para que las contribuciones a cargo del empleador responsable sujetas a exención en los términos de éste artículo se integren en tiempo y forma con fondos provenientes del Fondo Nacional para la Mitigación de Emergencias y Desastres Agropecuarios (FONEDA) del artículo 16 de la Ley 26.509.
e) La Administración Federal de Ingresos Públicos dictará las normas complementarias pertinentes para la aplicación y fiscalización de los beneficios acordados por la presente ley.
Artículo 3° - Exímase del pago del Derechos de Exportación por el plazo del artículo Primero, y sus eventuales prórrogas, a todas las variedades de frutas, verduras y hortalizas y sus derivados.
Artículo 4° - La exención prevista en el artículo 3 se aplicará a todas las ventas realizadas por productores de cualquier provincia durante los primeros ciento ochenta (180) días desde la entrada en vigencia de esta Ley.
Artículo 5° - Los beneficios dispuestos en esta Ley no serán incompatibles con otros beneficios contemplados en otras leyes, incluyendo pero sin limitar, los previstos por la Ley 26.509.
Artículo 6° - Créase el fondo solidario frutihortícola de pesos trescientos cincuenta millones ($ 350.000.000) para la recuperación de la competitividad del sector frutícola y hortícola.
Artículo 7° - Autorízase al jefe de Gabinete de Ministros a modificar las partidas presupuestarias del corriente ejercicio, a fin de obtener los recursos para atender el fondo establecido en el artículo 6º.
Artículo 8° - Este fondo se distribuirá entre los productores frutícolas a razón de pesos diez mil ($ 10.000) por hectárea en producción, cualquiera sea la extensión de la explotación, hasta 30 hectáreas de superficie, cualquiera sea la superficie total de la explotación.
Artículo 9° - El fondo creado por la presente ley será entregado por la Nación a las respectivas provincias, a las que se invitará para su distribución al productor, con la participación de las cámaras representativas del sector de la producción frutícola de la región.
Artículo 10° - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La actividad frutícola es uno de los pilares de la producción argentina por varias razones: en primer lugar porque representa una importante fuente genuina de empleo, no sólo por la demanda laboral en la producción primaria, sino también por las etapas de clasificación, acondicionamiento, empaque, procesamiento y transporte.
En segundo lugar porque su superficie cultivada es de más de 85.000 hectáreas situadas centralmente en la Patagonia, que cultiva frutas de carozo y pomáceas, o de pepita, y parte de la región de Cuyo. A su vez cabe destacar otro dato de importancia: la exportación de frutas frescas en su conjunto, y también de sus derivados, constituye el sexto complejo exportador del país.
La fruticultura argentina pasa por la peor crisis de su historia, lo que ha llevado a que cientos de productores de las provincias de Río Negro y Neuquén salgan a las rutas para mostrar su malestar ante la inacción del gobierno para dar una pronta solución al problema.
Según datos que han brindado los productores de fruta del Alto Valle de las provincias patagónicas, ya hay más de un millón de toneladas de peras y manzanas que se pierden en las plantas por no poderse cosechar.
El complejo frutícola de los valles irrigados del Norte de la Patagonia aporta a las arcas nacionales más de 400 millones de dólares al año, por lo que esperan que las autoridades nacionales escuche finalmente sus reclamos y le den una respuesta urgente a sus pedidos.
Es por eso que se han ido sucediendo distintas clases de protestas en los principales centros productivos rionegrinos y neuquinos, en donde se ha tirado mercadería a la vera de las rutas para exigirles a los gobernantes que den una solución a los problemas que se vienen aumentando con el correr de las horas.
Si bien el Gobierno Nacional ofreció en los últimos días aportes por 110 millones de pesos para levantar la cosecha, los productores remarcan que dichos fondos no llegarán a tiempo para poder efectuar el levantamiento, por lo que sus quejas aumentan ya que resaltan que la fruta tiene un tiempo biológico en el que debe ser recolectada y si se pasa del mismo, la mercadería se echa a perder.
El sector frutícola es complejo, heterogéneo y compuesto de varios subsistemas. Tal heterogeneidad hace impracticable e inviable reunir la actividad citrícola y frutícola dentro de un mismo instituto, por lo que se considera importante el desarrollo de una institución dedicada a la
promoción de una actividad en estado crítico pero con grandes perspectivas de crecimiento. Tal situación crítica posee carácter estructural, a lo que debe agregarse la retención del 10 % a las exportaciones. La actividad citrícola, por el contrario, ha logrado llevar los derechos de exportación al 5 %, obteniendo por ello un beneficio nada desdeñable para el desarrollo de ese sector.
Considerado en forma integral, el sector frutícola comprende un número importante de subcadenas agroalimentarias. En conjunto, éstas adquieren importancia relevante en términos de PBI, mano de obra ocupada, número de productores y empresas involucradas, efecto multiplicador sobre sectores relacionados y capacidad de exportación actual y futura.
La fruticultura genera en la Argentina un producto bruto de 500 millones de dólares por año, que en su etapa primaria emplea a 60.000 personas en forma directa y otro número similar de personas en forma indirecta, incluyendo insumos, transporte y comercio. Esta actividad, que presenta un alto grado de intensidad en el uso del capital y el trabajo, exporta en el aproximadamente 380/450 millones de dólares entre productos frescos e industrializados.
De acuerdo con un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Rosario, la producción nacional del sector está formada básicamente por los siguientes productos, en orden de importancia: manzana 47 %, pera 25 %, durazno 24 % y el resto de los frutales de carozo y la uva de mesa aportan 2 % cada uno.
En cuanto a las frutas de carozo (durazno, nectarina, ciruela y damasco) y a las pomáceas (manzana y pera), que son aquellas que son objeto de interés del instituto propuesto, la principal zona de producción es el norte de la región patagónica, especialmente el Alto Valle de la provincia de Río Negro y, en menor medida, la provincia de Neuquén. Según el Consejo Federal de Inversiones (CFI), la superficie dedicada al cultivo de manzanas y peras en el país alcanzó unas 81.900 hectáreas, de las cuales 57.000 correspondieron a manzanas y 24.900 a peras. El 90 por ciento de la producción de manzanas y peras proviene de los valles irrigados de Río Negro y Neuquén, especialmente Río Negro, que concentra el 60 % de la producción total. En esas zonas, las plantaciones tradicionales se caracterizan por su baja densidad de plantación y sistema libre de conducción, evolucionando en los últimos años hacia sistemas de plantación en espaldera y con alta densidad de cultivo.
En cuanto a los frutales de carozo, la producción de duraznos y ciruelas se distribuye entre las provincias de Mendoza y Río Negro, aunque existen otras zonas de producción en el norte de la provincia de Buenos Aires (Mercedes) y en menor medida en la provincia de Córdoba.
El 75 por ciento de la producción total de durazno (200.00 toneladas al año) se destina al mercado interno para el consumo en fresco, mientras que el 25 por ciento restante, aproximadamente, tiene como comprador a la industria. De las especies frutales cultivadas en la Argentina, el durazno fue de las que han tenido menor performance exportadora en los últimos años, inclusive se ha reducido levemente la superficie cultivada con esta fruta. Sin embargo, la Argentina sigue siendo, por el momento, el principal productor de duraznos del Mercosur y orienta sus exportaciones hacia ese bloque.
De entre las pomáceas y de pepita, la manzana es el principal producto con un volumen de 920.000 t/año, en tanto que la pera la sigue con 480.000 t/año. No obstante eso, de la producción total de manzanas sólo se exporta el 32 %, mientras que de la pera se exporta el 77 % de su producción. Luego de la devaluación, las exportaciones aumentaron en el caso de las manzanas aproximadamente un 27 %, mientras que las peras lo hicieron en un 24,5 %..
Excepto en el caso de la pera -la Argentina es el primer exportador mundial, con el 20 % del mercado-, nuestro país no tiene una posición relevante como exportador en el mercado mundial. La escasa oferta argentina de las variedades más requeridas por los compradores internacionales y las mayores exigencias de calidad del mercado de fruta fresca llevan a que más de la mitad de la cosecha se destine a industria, un sector de alta eficiencia productiva. En la actualidad, solamente entre el 10 y el 15 % del total de la producción de manzana está certificada como "ecofruta", con destacados atributos de calidad y bajos niveles de residuos que permiten agregar valor a la cadena y satisfacer las crecientes exigencias de los países importadores.
En la industria, la principal conserva frutícola producida en el país es el durazno al natural, que se obtiene casi en su totalidad en 19 plantas de la provincia de Mendoza.
Aproximadamente el 23% de la producción de peras, el 25% de la producción de duraznos y más del 50 % de la cosecha de manzanas, tienen como destino la industria. Los principales productos obtenidos de la industrialización de frutas de pepita y carozo son los jugos concentrados, las conservas de frutas y las frutas deshidratadas. La Argentina concentra el 10 por ciento de la producción mundial de jugo de manzana y ocupa el cuarto lugar como productor, luego de los Estados Unidos, Polonia y Alemania. En el país existen catorce empresas productoras de ese jugo, instaladas en las provincias de Río Negro, Neuquén y Mendoza. Este sector ocupa más de 1.000 trabajadores y destina más del 90 por ciento de su producción al mercado externo. El 95 % del jugo concentrado se exporta, por un valor de 80 millones de pesos, abasteciendo el 30 % del mercado de los Estados Unidos.
Según estimaciones realizadas por la ya citada Facultad de Agronomía de la Universidad de Rosario, muy probablemente se incrementará en los próximos años el consumo de frutas frescas, crecerán los congelados y jugos, pero los enlatados disminuirán. El escenario planteado indica una perspectiva promisoria de inversiones en el sector agroalimentario frutícola.
Los países del Cono Sur tienen ventajas comparativas por el bajo nivel de empleo de agroquímicos, cotejados con los países industrializados, aunque actualmente impulsen la producción de alimentos orgánicos. Estas ventajas les permitirán ocupar y encabezar espacios crecientes en el comercio de dichos productos, máxime si se considera que la producción en nuestra región es en contraestación.
Tales son las razones por las que creemos que es necesario colocar a la Argentina dentro de los principales exportadores mundiales de fruta fresca. Como afirman numerosos informes técnicos, existen condiciones favorables para impulsar al sector a esas posiciones. Asimismo, el incremento de volúmenes exportables sólo se podrá sustentar a largo plazo si se producen importantes reformas y mejoras a los sistemas de producción, nuevas plantaciones, modernización de tecnologías empleadas, cambios en la variedad de cada una de las especies, ingresos en nuevos mercados, mejoramiento de la calidad y menor dependencia de los actuales destinos de los productos. De lo contrario, asistiremos a una reducción paulatina de volúmenes exportados, a una disminución de los ingresos por esos volúmenes y al deterioro creciente de las regiones más directamente vinculadas al mercado mundial. Como dato, valga que las frutas pomáceas exportaron durante el año 2012 un aproximado de 200 millones de dólares, incrementándose durante el 2013 en 20 millones de dólares más que nada a causa de la devaluación. Si incorporamos a los valores exportados el de la industria del jugo, nos arrojará una cifra cercana a los 280 millones de dólares en el año 2013 sólo para el sector de las pomáceas.
En ese sentido, el sector de la fruticultura tiene un conjunto importante de fortalezas para enfrentar los desafíos del próximo escenario, pero también posee un sinnúmero de debilidades y de amenazas que es necesario resolver.
Así, en cuanto a las frutas de carozo y a las pomáceas, en términos generales, puede enumerarse como fortaleza: que son obtenidas en una región con tradición productiva, capacidad para producir frutas con calidad diferenciada, adecuada coordinación entre los exportadores en la contratación de fletes marítimos, existencia de programas para la erradicación de plagas (mosca de la fruta, carpocapsa, grafolita), existencia de un puerto de aguas profundas especializado en fruticultura (San Antonio Este); a la vez posee favorables condiciones agroecológicas para la diversificación de especies, potencial crecimiento de los mercados interno y regional, posibilidad de reducir la capacidad ociosa estacional a través del procesamiento de otras frutas, expansión del consumo interno de jugos y gaseosas, etcétera.
Sin embargo, ello no puede hacer perder de vista los graves problemas que enfrenta el sector. Como se enunció más arriba, el mismo posee: escaso grado de reconversión tecnológica, producción de variedades (en el caso de las manzanas) no requeridas por la demanda mundial, empleo de variedades (también en el caso de las manzanas) no específicas para industria, montes viejos y sistemas de riego obsoletos (para el caso de la pera), escasa y parcializada información, bajo grado de asociativismo e integración vertical, ausencia de acuerdos previos entre la producción y la industria, precaria gestión empresarial, alto endeudamiento y significativa dependencia del mercado de los EE.UU. en jugo concentrado, así como falta de coordinación institucional en investigación y desarrollo.
Enfrenta a la vez como amenazas una marcada sobreoferta mundial de manzana fresca, crecimiento de producciones certificadas en los países competidores para el caso de la pera, ausencia de financiamiento para la reconversión, aparición de China como nuevo oferente en jugo concentrado y potencial en fresco, crecientes exigencias en el nivel de residuos y calidad por parte de la Unión Europea y los Estados Unidos, crecimiento sostenido de los países proveedores del hemisferio sur como oferentes, etcétera.
Para que el desarrollo de la actividad no dependa directamente de la variabilidad de los ciclos económicos o de ciertas coyunturas nacionales o internacionales, se hace necesario impulsar medidas que resuelvan los problemas estructurales del sector. Hasta tanto ello no ocurra, la emergencia económica surge como la salida más acertada, a fin de salvaguardar la producción frutihortícola, la cual deberá acompañarse de evidente y necesaria ayuda financiera.
Es por ello, que creamos un fondo solidario, ya que como queda palmariamente demostrado este sector requiere de la sanción de urgentes medidas que le permitan recuperar la competitividad y la continuación de las actividades, especialmente al productor primario quien ha resultado más afectado por esta crisis.
Los problemas coyunturales de la fruticultura se agudizaron en los últimos tiempos, y requieren de la intervención del Estado, ya que tienen relación directa con las variables macroeconómicas en general, y en factores externos que gravitan sobre las exportaciones del sector.
La pérdida de competitividad generada por la variación de los tipos de cambio de los países a los que se exporta nuestra producción, afecta directamente la rentabilidad, produciéndose a pérdida. Podemos citar como ejemplo la pérdida de competitividad generada por la relación eurodólar, la devaluación de la moneda en Brasil, así como también la sobreoferta de manzanas en el mercado internacional.
El productor primario es último eslabón de la cadena de pagos absorbiendo todos los ajustes, los costos de la ineficiencia, los costos financieros del resto de los eslabones de la industrialización y venta del producto.
Las estadísticas oficiales muestran que en los últimos cinco años el complejo frutícola perdió más de 370 millones de dólares, de los cuales el 70% fue absorbido por el sector primario y el 30% restante por las empresas de servicios y comercializadoras.
Otro dato que revela las causas del deterioro que sufre la actividad, es la pérdida de ingresos durante el corriente año que asciende a 250 millones de pesos. De esta cifra el 42% se origina en un aumento del costo de producción, mientras que el 58% restante es consecuencia de una disminución de ingresos por paridad cambiaria.
Así el productor no cuenta hoy con los recursos mínimos económicos necesarios para hacer frente a las labores culturales y demás trabajos de la próxima cosecha. La capacidad de su endeudamiento se encuentra agotada.
Cabe recordar que además ha llevado a esta situación, la presentación en convocatoria de acreedores de varias empresas del sector industrial frutícola, como lo son las empacadoras de frutas, la industria juguera, con la consecuente postergación de los pagos de sus deudas, en especial a los productores que entregaron su producción, y que en algunos casos han utilizado el recurso de la presentación en convocatoria como una argucia legal, transfiriendo la carga financiera al productor.
Por todo ello, el Estado debe concurrir urgentemente en auxilio de este sector a través de políticas de recuperación de la competitividad, especialmente dirigidas a la reinserción de los pequeños y medianos productores frutícolas en el contexto de la economía de mercado y evite su desaparición con las graves consecuencias económicas y sociales que esto significa.
Para ello se requiere implementar el fondo solidario aquí propuesto, responsabilizando a cada provincia en conjunto con las cámaras de productores para su distribución, con equidad y justicia, a razón de pesos diez mil por hectárea y hasta un máximo de 30 has, cualquiera sea la extensión de la explotación. Con esta metodología se quiere concurrir realmente y sin intermediarios en beneficio de los chacareros.
Pido por consiguiente el acompañamiento de mis pares a fin de aprobar el presente proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ASSEFF, ALBERTO BUENOS AIRES UNIR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
AGRICULTURA Y GANADERIA (Primera Competencia)
JUSTICIA
PRESUPUESTO Y HACIENDA